Perfectamente imperfecta

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Perfectamente imperfecta, esta soy yo…

La niña, la intensa, la joven.
La que se enoja, la controladora;
la workaholic, la que se estresa y a veces contesta mal.
La que manda mensajes imprudentes, la inoportuna, la que no es vidente.
La que tiene un cuerpo con curvas, la que ya no hace dietas.
La que llora, la sensible, la que se emociona y se sorpende con las pequeñas cosas de la vida, la que está aprendiendo a decir no.
La miedosa, la que a veces no sabe cómo seguir;
la ansiosa, la nostálgica;
la caprichosa, la a veces obsesiva, la testaruda.
La que está aprendiendo a comunicarse asertivamente;
la que se equivoca, la que falla;
la demandante, la insegura, la preguntona, la tímida, y sí esta soy yo.

Pero… ¿Sabes?

También soy:
La que te regala una sonrisa, la que te hace reír, la que a veces te emociona hasta las lágrimas;

la que al mirarte a los ojos te dice más de mil palabras, la que te ama, la que te abraza;

la apasionada que quiere crear una relación amorosa como nunca antes.

La besucona, la tierna, la cariñosa, la detallista.

La amorosa que siempre está, la que espera, la empática;

la que sabe callar, la discreta, la que acepta, la que comprende;

la que no se da por vencida, la que siempre busca ser mejor, la resiliente, la que se enfrenta a sí misma para sanarse;

la que entrega todo, la soñadora incansable, la noble, la que confía;
la eternamente enamorada del amor, la que le encanta que le cocinen, la que es feliz compartiendo con sus seres queridos;

la que ama la música y va a conciertos que nadie más iría;
la que quiere recordar cómo andar en bici y aprender a bailar salsa;
la de los lunares, la que tiembla, la que siente, la que vive.

Y sí… Ésta soy yo:
La mujer, la amiga, la cómplice;
la pareja, la novia, la amante;
la escritora, la editora, la profesionista;
la hija, la sobrina, la tía, la madrina;
la alumna, la maestra.

Sí esta soy yo, perfectamente imperfecta viviendo, siendo mi mejor versión cada día, conmigo, contigo, con ustedes.

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