Archivos Mensuales: marzo 2019

La vida no va a nuestro ritmo

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La-via-no-va-a-nuestro-ritmoVivimos en la época de la inmediatez. La tecnología y sus avances han acelerado una serie de procesos que, por una lado han beneficiado enormemente al ser humano y por el otro le han dado en la torre.

Cada día las personas nos volvemos más impacientes e intolerantes. Pareciera que ya nos acostumbramos a que todo esté en un clic, al instante y cuando nos toca esperar o estar en una situación que lleva su tiempo, se nos ponen los pelos de punta.

De ahí la importancia de aprender a ejercitar la paciencia para evitar experimentar uno de los sentimientos más destructivos y que lamentablemente parece estar de moda: la frustración. Pero… ¿qué es lo que hace o lleva a un ser humano a frustrarse?

Comencemos por definir la palabra como: la imposibilidad de satisfacer una necesidad o deseo, que genera un sentimiento de tristeza, decepción o desilusión. Algo sucede que nos impide obtener lo que queremos y nos enojamos porque, de alguna manera, estamos seguros de que hemos realizado todo lo necesario para llegar al objetivo. Sin embargo, a veces se no olvida que hay cosas que no dependen 100% de nosotros, es decir que existen otros factores que también intervienen para que lleguemos al resultado. Dichos factores pueden ser humanos, circunstancias o incluso, y por muy loco que te suene, la ley universal.

Si tú estás seguro de que has hecho todo lo que estaba a tu alcance para conseguir una meta y aún no la logras, quizá se deba a que por alguna razón eso que tanto quieres no es para ti, al menos no por ahora. Así como lo lees y… ¡Ojo! Eso no significa que tengas una mente conformista y te escudes en “la víctima” o te tires al drama con el “a mí no me tocaba”. Simplemente se trata de que aceptes la situación tal cual está hoy. Tal vez en este instante no lo entiendas, pero el tiempo es sabio.

Si las cosas no van como quisieras, si has dado lo mejor de ti, a lo mejor es momento de parar. Respira, acepta lo que es y agradece por todo aquello que sí tienes. Suelta, fluye y recuerda que: “La vida no va a nuestro ritmo”. No permitas que la frustración te impida ver todas las bendiciones de tu vida, que te aseguro, sin temor a equivocarme, que son muchísimas.

¡Hasta la próxima!

¿Etiquetar o no etiquetar? ¡Tú decides!

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Etiquetar-o-no-etiquetarHe de comenzar esta nueva entrada, confesando que esta mañana no tenía claro qué escribiría, cosa que no me sucede normalmente. Sin embargo, la vida y mi musa que son muy sabias no me fallaron. Cerca de las 10am recibí una llamada, que me aclaró todo. Al hablar con una amiga, ella sin imaginarlo me dio la respuesta: “No necesitas ponerle una etiqueta”.

Así que aquí vamos. Vivimos en un mundo en el que parece que etiquetar es lo de hoy. Para todo las usamos. ¡Detente unos instantes y reflexiona! Vas al cine con alguien y cuando comentan la película empiezan: buena, divertida, malas actuaciones, no recomendable, etc. O qué me dices cuando entre un grupo de chavos empiezan con que si fulano es gay o no, que si tiene novia, que si batea para ambos lados, que si consume drogas, que si no. O qué tal cuando estás saliendo con un chico que te cae muy bien y además tienen química, pero no son novios, ni los mejores amigos; tampoco son amigos con derechos ni amantes, no son pareja, sin embargo se la pasan de maravilla cuando se ven… Entonces… ¿Qué son?

Pareciera que nuestra mente y la sociedad sí o sí necesitan etiquetarlo de alguna manera, darle un nombre, para colocarlo en un lugar, para que cumpla con ciertos puntos, etc. etc. ¿Y qué pasa cuando una cosa, una persona, una relación no encajan con las etiquetas? ¿Lo dejas, lo tiras, te frustras?

Si lo vemos detenidamente, desde mi punto de vista, el colocar etiquetas es dar de una manera u otra una interpretación a algo, es decir, defines el hecho de acuerdo a tu experiencia, tu punto de vista, pero eso no significa que sea 100% así. Para ti quizá sí, para el otro no. Es por ello que cada quien debería de elegir aquella interpretación que lo empodere más, la que le cheque y le funcione para su vida.

En el caso de las relaciones humanas con mayor razón. Hay veces que no es necesario etiquetarlas porque a veces las personas, las relaciones están en un proceso, en una búsqueda para llegar a ser, a florecer y al etiquetarlas, les estamos cuartando su camino y libertad de algún modo.

Personalmente esta mañana cuando escuché que mi amiga me decía que no era necesario ponerle una etiqueta a determinada situación, me dio una paz increíble, fue como si se me quitara un peso de encima, me sentí liberada, pude seguir con mi día y por si fuera poco compartir estas líneas contigo.

Así que se te dejo de tarea: ¿etiquetar o no etiquetar? ¡Tú decides!

Mi Cuento de Princesa

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Cuento-de-princesa-1Los que me conocen, saben que mi fecha favorita del año es mi cumpleaños. Es un día que espero con mucha ilusión y que preparo siempre con un toque muy personal. Mis amigos y familia se encargan de impregnarle el factor sorpresa y la magia a esa celebración.

Este año no fue la excepción. Estaba decidida a festejar mis 44 viviendo experiencias que fueran únicas, al menos para mí. Fue así que cuando una amiga me preguntó qué quería de regalo, no dudé en decirle que deseaba conocer el “Castillo de Chapultepec”. Sí ya sé qué es lo que estás pensando: “¿Cómo que nunca habías ido?” Así como lo lees, por “x” o “y” razón nunca lo había visitado.

Fue así como el sábado pasado, viví un día muy especial y divertido, que además me hizo pensar mucho y compartir contigo estas líneas.

El haber tenido la fortuna de recorrer el “Castillo de Chapultepec” sumado a una plática previa a llegar a este lugar de ensueño, me hizo pensar en los cuentos de princesas. Esos que mamá, la abuela o la nana nos contaban, donde las protagonistas eran las chicas que tarde o temprano terminaban viviendo en un castillo al lado de su Príncipe Azul.

En primera instancia pensé, qué delicia de vida la de aquellas mujeres, tan fácil y sencilla, al lado de su amor. Conforme recorría los pasillos, las salas y los jardines del castillo como un ser humano común y corriente, fui descubriendo y cayendo en cuneta, que mi vida quizá no es como la de las princesas, sin embargo también es especial.

Es la historia de una mujer actual, que trabaja, que sueña; que tiene un estilo de vida propio; con sus logros y fracasos; que ríe, que llora, que se esfuerza. Estar en aquel lugar de ensueño me hacía sentir como una princesa moderna, escribiendo el los jardines, disfrutando de una buena lectura en la biblioteca, celebrando un gran banquete entre amigos, incluso imaginarme al lado de mi príncipe, que dicho sea de paso no era azul. Pensaba en un príncipe de colores y que cada uno de ellos representaba sus virtudes. También me reía conmigo misma recordando los sapos que he besado y lo divertido que ha sido. Me decía a mí misma que resulta interesante jugar a ser princesa a mi manera, toda una princess pero con los pies bien puestos en la tierra y la mirada hacia el cielo.

Cuento-de-princesa-4Disfruté enormemente la visita, además de lo hermoso del sitio y de la riqueza de la historia. Mi cabeza loca me llevó a recordarme, que si bien mi vida poco tiene que ver con la de una princesa, tiene lo suyo y así es maravillosa. Cierto es que sueño con encontrar a mi Príncipe de Colores y que a veces me enojo, me desespero, me desanimo, pero aún con esos faltantes que hay por ahí amo la oportunidad de estar viva, de gozar cada instante del viaje, de ser feliz con las pequeñas cosas del día a día, que al final son las que hacen de Mi Cuento de Princesa algo único e irrepetible.

¿Cómo es tu cuento de hadas? Porque recuerda que cualquiera que sea tu realidad, tú también puedes hacer de tu paso por esta tierra un cuento de princesa.