Archivos Mensuales: julio 2019

Gracias por tu “NO”

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Gracias-por-tu-NOUno de los miedos del ser humano es el miedo al rechazo, a que le digan: “No”. Su origen radica, desde mi muy particular punto de vista, en aquella vez (veces) que alguien importante en tu vida te niega algo o incluso en aquella circunstancia que despertó ese sentimiento en ti.

Que exista este miedo no es ni bueno ni malo, solo es importante estar conscientes de ello y aprender a afrontarlo cuando se requiera.

Aquí lo que sucedió… Hace un poco más de dos años, me vi en la necesidad de pedir apoyo a mis seres queridos y amigos. Recuerdo que en aquel entonces, comencé por escribir una lista con los nombres de aquellas personas que SEGURO (según yo) me tenderían la mano y… ¡Oh sorpresa! Me equivoqué.

Recibí varios tipos de «no´s» por respuesta, lo cual no fue nada lindo y menos en la situación en la que me encontraba. Sin embargo había que seguir, darle la vuelta a la hoja y en lugar de quedarme enfocada en el dolor que eso producía. Tenía la oportunidad de aprender algo de ello y eso hice.

Así que continué mi camino y aquí estoy, muy orgullosa de la mujer en que me he convertido, pero sobretodo agradecida por aquellos “No´s” y contenta de poder compartirlo hoy con ustedes.

A ti que me dijiste francamente: “No puedo apoyarte de la manera en que quieres”, pero que has continuado a mi lado a través de este viaje… Gracias por tu honestidad y por tu lealtad.

A ti que me regalaste tu tiempo para crear algo diferente o me diste eso que parecía muy poco: Gracias porque sé que lo hiciste de todo corazón y además porque me recordaste que los que menos tienen son los que más dan.

A ti que te comprometiste a apoyarme de “x” manera o que dijiste que podía contar con “y” y que nunca sucedió… Gracias porque aún cuando la desilusión fue enorme, aprendí que las personas no son como nosotros pensamos, simplemente son como son y ya está. Reconocerlo me empoderó para salir adelante, para tocar otras puertas, para descubrir con quién sí cuento y quién es puro cuento.

A ti que no entendiste de qué se trataba o que preferiste ignorar lo que pasaba: Gracias porque tu falta de empatía me ayudó a abrir los ojos y darme cuenta que hay personas que solo viven enfocadas en sí mismas y que son incapaces de ver más allá de su ombligo.

Desde lo más profundo de mi ser: Gracias por tus “No´s”, ya que, más allá de lo que dolieron, me enseñaron mucho, me hicieron crecer y convertirme en el ser humano que soy.

Ah! Una última cosa. Si de verdad no piensas sumar, no puedes, no quieres, no confías o si dijiste sí y a la hora de la hora te arrepentiste, por favor ten el valor de hablar claramente y que no sea Don Tiempo el que comunique a quien te pidió apoyo tu cambio de opinión. Créeme evitarás nuevas heridas y la gente te lo agradecerá infinitamente.

Y tú… ¿Qué haces con los “No´s”?

Ella y Él

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Ella-y-élElla, paloma en libertad
con la esperanza de un amor encontrar
para a su lado la confianza recuperar.

Él prisionero de una decisión
deseando escapar
y en los brazos de un nuevo amor el vuelo alzar.

Sus anhelos serían escuchados
y la magia universal los reuniría.

Chispas de sus ojos salían
cuando sus miradas coincidían.

Desde entonces sus corazones comenzaron a latir
a ese ritmo especial, difícil de describir.

Ella tenía miedo y se resistía,
Él poco a poco con su encanto la seduciría.

Un sin fin de emociones sintieron
cuando sus manos finalmente unieron.

Con sus besos y caricias
el paraíso descubrieron.
y fundidos en un abrazo
el cielo tocaron.

Por instantes las estrellas acariciaron
hasta que un día las circunstancias los separaron.

Ella quería que fuera él.
Él no supo qué hacer.

Solo el tiempo decidirá
si Ella y Él juntos por la vida volarán.

Ella paloma en libertad.
Él prisionero de una decisión.

El Universo siempre escucha

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El-Universo-siempre-escucha«Ten cuidado con lo que deseas, porque se puede hacer realidad cuando menos lo pienses”. Esta trivial afirmación lleva implícita una gran dosis de verdad y aquí una historia que lo comprueba.

Hace un poco más de un año, salí con un muy querido amigo y con su chica. Teníamos mucho tiempo sin vernos. Así que saboreando una deliciosa comida en el mercado de San Pedro de los Pinos comenzó la plática que duró por horas.

La primera en hablar fui yo, quien compartió una historia que sonaba increíble, pero que era 100% cierta. Después vendría el turno de ellos y fue entonces que mientras tomábamos café, mi amigo confesó que solo le faltaba «un pequeño pendiente» y que después de ello me convertiría en la “tía Leo”. Escucharlo me hizo mucha ilusión, sin embargo no pensé más allá de ello. Ese tarde la pasamos genial.

Después cada uno volvió a su rutina, nos escribíamos de vez en cuando hasta que meses después llegó la noticia: ¡Bebé en camino!

Para no hacerles la historia más larga, nos volvimos a ver hace cerca de un mes, ella ya estaba super panzona, se veía hermosa y mi adorado amigo estaba que no se la creía de la felicidad. Entonces comentamos: “¿Se acuerdan dónde estábamos hace un año y lo que dijeron?”.

Pues bien, hace unos días fui a conocer a ese pequeño angelito que tan solo tiene unos días de nacido. Fue increíble cargar a Salo por uno minutos, ver a mi amigo y su chica convertidos en padres, sentir la felicidad en el aire, sin duda una bendición poder compartir con ellos estos momentos.

Independientemente de lo hermoso de la visita, fue maravilloso caer en cuenta de todo lo que ha construido mi adorado Chamaco desde que lo conocí hasta la fecha.

Así que un poco a manera de tributo y consciente de que El Universo siempre escucha: Gracias por recordarme que los sueños se hacen realidad; que todo comienza con una declaración; que cuando las palabras están impregnadas de amor crean magia; que las distancias nos existen cuando se trata de la gente que amamos.

Hasta la próxima y … ¡Ojo con lo deseas, porque se te puede hacer realidad!

Noches de hospital

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Noche-de-hospitalQuizá coincidas conmigo con que los hospitales por muy limpios, bien decorados y modernos que estén, no dejan de ser hospitales. Un lugar donde se atienden enfermos, accidentes o bien al que acuden las mujeres para dar a luz.

Visitar un nosocomio tiene lo suyo y quizá no resulta uno de los lugares favoritos. Pues bien, en esta ocasión elegí hablar de ellos porque curiosamente las dos últimas veces que he pasado la noche en un hospital ha resultado un regalo.

Ambas noches lluviosas de junio, con personas especiales.

La primera, fue la última velada con mi papá. Unas horas que estuvieron impregnadas de amor, gratitud, reconocimiento, recuerdos, complicidad, magia. Una maravillosa oportunidad para despedirnos y dejar ir en completa paz a un hombre extraordinario. Hoy sé que las cosas no podían haber sido de otra manera. Experimentar que tus oraciones son escuchadas y esa dualidad entre el dolor por la despedida y la tranquilidad por saber que ya descansó, son caricias para el alma.

La segunda, tuve la oportunidad de cuidar y “facilitarle la vida” a la mamá de mi amiga la más vieja, a quien conozco desde que teníamos 5 años. Pasar unas horas a su lado, acompañándola, queriéndola, apapachándola. Es increíble como la vida misma organiza todo y te pone en situaciones en las cuales más allá del cansancio, los deberes y pendientes, está el amor por el otro, el conectar de corazón a corazón, dar de ti, servir, compartir, ser compasivo.

Sin lugar a dudas y lejos de un sin fin de creencias pasar una noche de hospital se puede convertir en uno de los más hermosos presentes que la vida te puede dar, claro está, solo hay que verlo con los ojos del amor.

 

Una cosa a la vez

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Una-cosa-a-la-vezEn un mundo que se mueve vertiginosamente, en el que pareciera que constantemente estamos en una carrera contra el tiempo, resulta complicado parar.

En el trabajo las asignaturas son para ayer, en casa siempre hay cosas por hacer, los amigos y familiares demandan nuestro tiempo, la lista de pendientes resulta interminable.

Vamos tan rápido que olvidamos de escucharnos nosotros mismos y disfrutar el momento, la tranquilidad cede el paso a la ansiedad, que a veces da la impresión de que llegó para quedarse…

¿Cómo parar? ¿Qué hacer para reconquistar la paz interior?

El secreto, desde mi muy particular punto de vista, está en aprender a hacer “una cosa a la vez”. Si estás revisando los correos del trabajo, hazlo y tómate tu tiempo para responder. Una vez que hayas terminado para a la siguiente tarea.

Si estás haciendo ejercicio, anda muévete y goza de esos instantes de convivir con tu cuerpo. Deja a un lado el celular, no respondas ni mensajes ni llamadas mientras estás en la caminadora. El mundo no se va a acabar por desconectarte una hora…

Si te invitaron a tomar un café, aprovecha la compañía de la persona con quien estás, ya más tarde te harás cargo los pendientes que hayan surgido.

Si nos dedicáramos a hacer UNA cosa a la vez terminaríamos más pronto los pendientes, seríamos productivos, la ansiedad disminuiría notablemente y seguro nos quedaría tiempo libre.

Ser pulpo y multitask no trae nada bueno para tu salud, todo lo contrario. Así que nada perdemos con intentarlo, además aprenderemos mucho de nosotros mismos y saldremos beneficiados.

¿Qué dices, te animas?