
Conforme pasan los días y entre más observo cómo nos comportamos, cómo vivimos, más cerca creo que estamos del momento y la necesidad de “regresar a lo básico”.
Pareciera que la vida es una carrera en la que el que vaya más rápido gana, sin embargo, a veces por vivir a máxima velocidad nos olvidamos de disfrutar el momento presente, los instantes, los pequeños detalles, la magia del aquí y el ahora.
La tecnología ha agilizado y facilitado enormemente las comunicaciones y ha acortado las distancias entre millones de personas, familia, amigos, conocidos. Asimismo, nos permite realizar trámites, comprar, organizar eventos sin salir de casa. Son muchas las cosas que ha simplificado, pero muchas otras las que ha complicado.
Ahora vivimos dependientes de computadora, pegados al celular, incluso ya ni siquiera nos sabemos las rutas para llegar a cierta dirección porque esperamos que Waze o Google Maps nos guíen para llegar en el menor tiempo. ¿Cuál es la prisa?
Cuanto más rápido pasa la vida, más pido a gritos que “regresemos a lo básico”. Aquí algunos ejemplos:
Regresar a lo básico, aprovechar cada día, vivir plenamente en el aquí y el ahora, desconectados tecnológicamente y conectados los unos con los otros, haciendo una cosa a la vez.
¿Tú que dices? ¿Se te antoja? ¡Cuéntame!
Sacar a alguien que amamos de nuestra vida es de las cosas más complicadas que existen, al menos así me lo parece a mí.
Si bien creo que lleva un proceso también estoy convencida de que existen ciertas acciones a tomar que ayudan y mucho para conseguir el objetivo.
Amor propio: Recuerda que el amor más grande que existe o que debería existir es el que sentimos hacia nosotros mismos. Si terminaste una relación porque se murió el amor, porque te pusieron el cuerno o porque simplemente nunca llegó a ser una relación de pareja, es el tiempo ideal para volver la vista y el corazón hacia ti y amarte tanto como para alejarte de esa persona (o situación) que (queriendo o no) te hizo sufrir.
Buena actitud: Es esencial para “tomar el toro por los cuernos” y poner lo mejor de ti para seguir adelante, para crear la vida que te mereces, para mirar hacia delante y comenzar a escribir una nueva historia.
Cabeza ocupada: Piensa en lo que te apasiona, en esos sueños que dejaste en el tintero, en esa terapia, ya sea con especialista o esa actividad que para ti sea como tal, y pon ¡manos a la obra! Ahora más que nunca ocupas tener tu mente entretenida y qué mejor que sea en cosas que te llenan o que querías hacer. Así reducirás las posibilidades de tener “malos pensamientos”.
Déjate sentir: Mientras la mente se mantiene activa creando y haciendo cosas, permite que tu corazón se desahogue, sin juicios, trátalo amorosamente, apapáchalo y apapáchate. Ahora menos que nunca se te ocurra sacar el látigo y comenzar a flagelarte por lo que fue y por lo que no. Es hora de amarte.
Para terminar y como “no hay quinto malo”…
Evita cualquier tipo de contacto con el/la susodich@. Desde mi propia experiencia, es IMPOSIBLE olvidar y/o sacar a alguien de tu vida si sigues manteniendo contacto, por mínimo que sea con la persona. Eso de podemos “ser amigos” o sigo respondiendo sus llamadas por “compasión” NO FUNCIONA y solo hace más lento tu proceso.
Quizá en un tiempo, cuando las heridas hayan sanado (y dependerá de cada circunstancia), podrían coincidir, pero no antes.
Tal vez suene radical este último punto, pero de verdad que hay otra manera.
De corazón deseo que estas ideas te sirvan y te ayuden a hacer más fácil el proceso de olvidar a alguien, que de por sí ya es algo difícil.
Por ahora me despido, nos leemos pronto.
Nuestros caminos se cruzaron en una de las etapas más grises y difíciles de mi vida. Fue como cuando el sol comienza a salir tras días de lluvia y poco a poco va iluminando y calentando el ambiente.
Era medio día cuando te conocí. Tenerte frente a mí, me hizo sentir un festín de sensaciones que me hicieron revivir. Y así fui soñando, imaginando, sintiendo…
Quería que fueras tú… El amor que tanto había anhelado, el hombre de mi vida, mi compañero, mi amigo, mi amante.
Quería que fueras tú, quien mi piel acariciara, el que mis besos robara, quien con sus brazos fuertemente me abrazara.
Sólo quería que fueras tú… Que te quedaras a mi lado, que me escucharas.
Busqué el camino que a tu corazón me llevara, quise convertirme en la mujer que tu amor conquistara, ganarme un lugar especial en tu vida, sólo quería que fueras tú…
Miraba tus ojos, tu sonrisa me cautivaba, tus manos las mías acariciaban. Tus mensajes mi risa robaban, tu picardía me enamoraba, escucharte hablar de ángeles al cielo me llevaba…
Quería que fueras tú…
Quien me eligiera, quien por mí luchara, que juntos la vida disfrutáramos.
Sólo quería que fueras tú, pero olvidé detalle, que en el corazón no se manda, sólo se siente…