Una sencilla palabra a veces difícil de practicar, otras un espacio para inventar.
Silencio no se oye nada, pero dice todo.
Silencio no siempre significa olvido.
Silencio, escucho tu latido y todo tiene sentido.
Silencio: un espacio interpretativo para sentirte vivo o querer morirte de un tiro; un castigo sin testigo; un regalo para el alma; un tiempo que el corazón ocupa para organizar sus sentidos.
Silencio por un lado genera angustia, por otro a la paz invita.
Silencio: un reencuentro contigo, conmigo, un elemento esencial para construir un nosotros.
Para aprender a estar con uno mismo nada mejor que el silencio.
Es vital para atender tu intuición y animarte a seguirla; para recargar el motor y continuar viviendo con amor.
Silencio: un campo fértil para sembrar tus más grandes sueños; una zona de respecto que el ser humano necesita para amarse por completo.
Silencio: no siempre me gusta, pero tus razones respeto.
Silencio: el arte de aprender a escuchar, sin juzgar.
Silencio mi compañero ideal cuando camino y escribo.
Silencio, me siento y conecto, te pienso y te siento, así sin ruido, juntos tu latido y el mío se hacen compañía en silencio.