Archivos Mensuales: octubre 2019

Joker / Guasón a través de mis ojos

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Joker-Guason a traves de mis ojos

Me habían llegado varios comentarios de la película Joker. No la veas, es muy violeta, no te va a gustar, es intimidante, vale la pena verla, enfócate en la salud mental, en fin. Escuché tanto, que me dio curiosidad vivir la experiencia y crearme mi propia opinión, eso sí, habiéndome prometido a mí misma que si en algún momento no aguantaba más, me saldría del cine. He aquí mis conclusiones.

Empezaré diciendo que Arthur Fleck (Guasón) solo hacía lo mejor que podía con lo que tenía, con lo que había aprendido. Al comienzo de la película somos testigos de cómo el joven es agredido y golpeado brutalmente. Es a raíz de eso que un “amigo” le regala una pistola para que se defienda y es justo lo que hace. El primer asesinato que comete es en defensa propia, para poner un límite a 3 chicos que comenzaron a atacarlo porque no podía parar de reír. De ahí en adelante comete varios asesinatos más, los cuales están justificados desde su percepción. El terminaba con la gente que le había fallado, que se había burlado de él, que lo había lastimado, que lo había puesto en ridículo.

Si te detienes a observar su manera de pensar, de una u otra forma y aún dentro de su locura, era perfectamente lógica y de acuerdo a cómo había aprendido desde muy pequeño.

¡Ojo que con eso no estoy diciendo que está bien lo que hizo! Esa ya es harina de otro costal.

Solo quiero que nos demos cuenta que somos el resultado de lo aprendido. Arthur fue un niño agredido de todas las formas posibles desde muy pequeño y no hubo nadie que se ocupara de su salud mental. Por consiguiente no sabía cómo hacerlo, hasta encontró una manera de poner límites y eso era lo que hacía.

Por otro lado, hablando de la violencia que se había desatado en ciudad Gótica, no es más que los habitantes gritando y exigiendo que sus gobernantes no pasaran por encima de ellos. Quizá el camino no era el correcto porque sabemos que violencia genera más violencia. Sin embargo y desde mi muy particular punto de vista, esta situación así como los problemas de salud mental públicos, me parecen una llamada de atención, un grito desesperado a la reflexión. ¿Qué están dejando de hacer las autoridades que su gente se está manifestando? ¿En qué no están cumpliendo con lo que “prometieron”? ¿Qué atención se les da a la personas que padecen de salud mental? ¿Qué tan irresponsables son los padres de familia que no se ocupan de la salud mental de sus hijos? ¿Qué tan ciegos son en la familia que no ven y no aceptan lo que sucede en casa?

Es bien fácil quejarnos de lo que sucede afuera y echarle la culpa a los demás (a papá gobierno), pero ¿porqué no empezamos a ver hacia adentro, en nuestras familias? Los seres humanos corremos al médico si nos sentimos mal del estómago, si nos da una gripa, etc., pero porqué no hacemos lo mismo cuando comenzamos a darnos cuenta que estamos más ansiosos de lo “normal” o que actuamos violentamente o que estamos siendo obsesivos. ¿Porqué entonces no vamos al psicólogo o al psiquiatra? “¡Qué van a decir de mí!”, piensan muchos. “No estoy loca”, dirán otros. “Yo no necesito ayuda”, he escuchado varias veces. Y es entonces cuando comienzan los problemas, ya que al no atendernos esos desajustes van creciendo y creciendo hasta que el mal manejo de nuestras emociones termina por convertirse en una conflicto de salud mental en toda la extensión de la palabra.

Más allá de ponerlos locos y hablar por hablar, me gustaría hacer un llamado a los padres jóvenes que parecen haberse olvidado que los hijos son en reflejo de lo que aprenden en casa. ¿Cómo estás siendo como papá? ¿Qué ejemplo les estás dando a tus hijos? Porque les puedes decir mil veces que fumar es malo, pero si tú fumas… ¿Adivina qué aprenden ellos?

Finalmente, la dirección, las actuaciones (especialmente la de Joaquin Phoenix), la música, escenografía, iluminación, hacen de esta cinta una invitación a la reflexión, a que abramos no solo los ojos sino lo sentidos, que desarrollemos empatía y aprendamos a ponernos en los zapatos del otro; a que dejemos de juzgar a los demás y entendamos que cada quien hace lo mejor que puede con lo que tiene; a que asumamos nuestra responsabilidad y nos hagamos cargo de nuestra salud mental y de la de aquellos que dependen de nosotros (en el caso de los padres). Cuida de ti y podrás cuidar del otro. En medida de que seamos seres humanos sanos mental, física y espiritualmente, lograremos construir un mejor mundo.

Y tú… ¿Cómo cuidas tu salud mental?

App para la vida

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App-para-la-vidaVivimos en un mundo que se mueve vertiginosamente y en el que existe, aparentemente, una aplicación para cada cosa.

Parece que la tecnología lo resuelve todo… Los chicos que tienen que hacer un trabajo para la universidad, consultan Google y ¡listo! (las bibliotecas están pasadas de moda); el refrigerador está vacío, pides el super en línea; mamá está muy ocupada (respondiendo sus mensajes de WhatsApp) y no le dio tiempo cocinar, Uber Eats lo soluciona; estamos aburridos, veamos una película en Netflix; será la fiesta de tus hijos, pero no te da la vida para salir a comprar lo que necesitas, no hay problema Mercado Libre lo lleva a la puerta de tu casa; quieres el más reciente dispositivo electrónico que acaba de salir, Amazon es la respuesta; ¿Estás deprimida? Consiéntete comprando ropa o accesorios a través del grupo de Facebook al que perteneces; quieres ir a terapia, pero nunca tienes tiempo, ahora también la puedes tomar en línea vía Skype.

Y así, nos la pasamos pegados ya sea a la computadora o celular. No cabe duda que la tecnología ha venido a simplificarnos la vida en muchas cosas, pero ¡ojo! El exceso puede ser contraproducente… Basta ver lo ansiosos que nos ponemos cuando se cae la red, cuando se acaba la pila del celular, y… ¿Qué me dices cuando no obtienes lo que quieres al instante?

Esto me lleva reflexionar lo siguiente… ¿Cómo sería una App para la vida?

Más que una aplicación como tal, me la imagino como una lista de puntos importantes a recordar y llevar a cabo para disfrutar de la vida.

  1. Agradece cada mañana la bendición de abrir los ojos y estar vivo.
  2. Tómate unos minutos para meditar.
  3. ¡Muévete! El ejercicio genera endorfinas, las cuales aumentan el estado de bienestar.
  4. Haz lo que te apasiona, eso que te hace sentir mariposas en el estómago y sonreír.
  5. Cuando te sientas nervioso y o ansioso: Inhala y exhala y vuelve a empezar.
  6. Di lo que sientes, tragarse las cosas no trae nada bueno.
  7. Convive en familia, dejando a un lado los aparatos electrónicos.
  8. Demuéstrales a tus seres queridos lo importantes que son para ti compartiendo tiempo de calidad con ellos, con un abrazo, un beso, una caricia.
  9. Cuando te sientas en un “callejón sin salida” pide apoyo. Al compartir tus problemas con esa persona en la que confías, te darás cuenta que, al ver las cosas desde otro ángulo, todo cambia.
  10. Rodéate de gente positiva, hace la diferencia.

Sin lugar a dudas, estoy convencida de que hay cosas que la tecnología no puede ni podrá sustituir nunca. Ojalá nos volvamos más conscientes de ello, nos desconectemos un poco y vivamos en el aquí y el ahora, mirándonos a los ojos, conviviendo, sintiendo, escuchando, expresando…

¡Hasta la próxima!