El arte de convivir

Estándar

Hace unos días, salí a tomar una café con un chico. Más allá de cómo lo pasé, agradecí la oportunidad de convivir y escuchar. Fueron muchas cosas las que llamaron mi atención. 

Por un lado, redescubrir y darme cuenta la diferencia que existe entre estar frente a frente con alguien, cuando haces contacto visual, cuando observas el lenguaje corporal de la otra persona. Y ni que decir de la maravilla de poner tu escucha en práctica, estar ahí para el otro, aprendiendo de lo que te dice, preguntando, comprometido con la conversación.

Pareciera algo que hacemos todos los días, sin embargo ya no es así. Cada vez nuestras relaciones son más a través de las máquinas, del celular. Tan es así que me sorprendió que justo frente a mí llegó una pareja, pidieron algo de tomar y después cada uno se sumergió en su celular. 

“¿Neta? ¿Sales a un café con tu chica/o y en lugar de convivir cada uno se pone a ver “cosas” en su celular?”, pensé. Será que yo valoro mucho la bendición de coincidir con la gente, de compartir, platicar, en fin…

Me cuesta trabajo pensar y vivir en un mundo en el que las conexiones únicamente se den a través de la red, de las aplicaciones, del ciberespacio. ¿Dónde queda ese punto de encuentro, de tocar, oler, sentir, escuchar? La pregunta del millón.

Sigo pensando que existimos personas para quienes convivir en vivo y a todo color es importante y es por eso que procuro generar esas experiencias. Con mi cel y mi compu, ya paso demasiado tiempo…

Cuéntame… ¿Tú eres de esas personas que se la viven el ciberespacio y que desaprovechan la magia de conectar en vivo o viceversa? Te leo…

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