Ir al gimnasio parece estar de moda, sin embargo ejercitarte va más allá. Ponernos en movimiento nos ayuda para tener un buena salud, para refrescar la mente y las ideas, para cuidar nuestro cuerpo y además puede resultar muy divertido.
Siempre pensé que las personas que iban al gimnasio eran las que tenían el super cuerpo; gente frívola y payasa; además vivía convencida de que asistir a estos lugares era aburrido y cansado; que la gente convivía mientras se ejercitaba, en fin. Una serie de creencias que fui acumulando a través de los años y que de pronto me di cuenta que eran solo eso: creencias. Así fue mi primera semana en el gimnasio.
Para empezar descubrí que a los gimnasios asisten todo tipo de personas: altas, chaparras y medias, flacas y gordas, con lentes y sin, blancos y morenos, de todas las edades; unas maquilladas, otras con la cara lavada, algunos con el “almohadazo” y así.
Caí en cuenta que para algunos parece todo un ritual desde que llegan, acomodan sus cosas, se alistan para empezar a hacer el ejercicio, hacen su rutina, se bañan, se arreglan y se van.
Me sorprendí viendo que muchos no se separan del celular ni para ponerse en movimiento. Al parecer como no les agrada mucho la “música ambiental”, por llamarla de algún modo, se enchufan sus audífonos y empiezan a darle con todo. Incluso hay quienes responden mensajes y llamadas.
Por otro lado, personalmente confieso que nunca he puesto mucho empeño en mi ropa para ejercitarme, vamos que sea cómoda, adecuada y ¡listo! Durante estos días comprobé que hay muchos como yo, y otro tanto que van perfectamente combinados y con ropa espacialmente comprada para ocasión. Yo prefiero gastar mi dinero en otro tipo de prendas, cuestión de gustos.
Me asombró gratamente, independientemente de los chicos y chicas con unos cuerpazos, chavos y no tan chavos, encontrarme con personas de juventud acumulada, poniendo lo mejor de sí para activarse y moldear su cuerpo. ¡Vaya que inspiran!
Me llamó la atención darme cuenta que lejos de convivir, cada quien va a lo que va, están el tiempo que han destinado a estar y ¡a lo que sigue!
Descubrí también que lejos de ser aburrido, puedes pasarla muy bien, aprender a contactar con partes de tu cuerpo que quizás nunca habías sentido, que es increíble la energía que desprendes y lo bien que te sientes después del ejercicio.
A lo quiero llegar con estas líneas es a invitarte a que vivas nuevas experiencias, a que te regales la oportunidad de hacer cosas diferentes, a que contactes contigo mismo de otra manera. Muchas veces los seres humanos dejamos de hacer cosas por miedo, por nuestras creencias y con ello nos estamos privando de conocer un mundo de posibilidades infinitas. A veces preferirnos quedarnos en nuestra cajita de creencias siendo como somos, por miedo a descubrir lo que podemos llegar a ser.
Si este texto te checa y te mueve a hacer cosas nuevas, está increíble, si no, no pasa nada, pero de una u otra manera estaría padrísimo que compartieras tu experiencia.
¡Hasta la próxima!