Archivos Mensuales: junio 2024

La comunicación en las relaciones

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Vivimos en la era de la comunicación digital en la que cada vez pareciera más complejo hablar ya sea por teléfono o en persona con alguien. La distancias, los trabajos, los compromisos a veces impiden que nos podamos reunir cara a cara con el/la otro (a).

Los mensajes de texto son una buena solución, pero también pueden ser un arma de dos filos. 

La comunicación escrita es una bendición, pero a la hora de enviar textos, hay que tener cuidado. Si no eres lo suficientemente específico o claro podría darse una mala interpretación, ya que de una u otra manera, dependes de lo que la otra persona piense. 

Cada ser humano trae consigo una serie de vivencias, creencias, experiencias y es a través de ellas que entiende y explica su mundo. Esto es muy importante tenerlo presente pues hace que cada uno vea la vida desde “su perspectiva”. Es entonces cuando debemos aprender a ser empáticos y estar abiertos a escuchar al otro. 

Estoy segura que todos hacemos siempre lo mejor que podemos con lo que tenemos, por lo que si decidiste enviar un mensaje a cierta hora y de cierta manera, seguro fue porque considerabas que era el “momento correcto” para hacerlo. Sin embargo, para el receptor puede no haber sido igual.

Se produce un mal entendido, la comunicación se ve interrumpida y deja de fluir.

¿Qué se hace? Sin duda, lo mejor será hablar con la persona. Tomarte el tiempo para platicarlo, para aclararlo. Por teléfono o en vivo y a todo color, ya lo decidirán. 

Personalmente sigo pensando que no hay nada como mirar a los ojos al otro, conectarte con su corazón y desde ahí aclarar la situación.

A veces lo más prudente es dejar que pasen un días, esperar a que las emociones se tranquilicen, que las ideas se acomoden para poder tener esa conversación y que todo fluya en armonía. Obvio que cada situación es diferente.

Lo que he aprendido recientemente y ahora estoy segura es que la comunicación clara y asertiva es la base de una buena relación. Démonos el tiempo para conectar, dejemos los miedos a un lado y regalémonos la maravillosa oportunidad de hablar, de escucharnos el uno al otro y generar así relaciones basadas en el amor, la buena comunicación y la claridad.

Como bien dice la tía: «Hablando, se entiende la gente».

¿Tú que dices?

Momentos

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Uno de los descubrimientos más lindos de los últimos meses ha sido darme cuenta que la vida está hecha de instantes, momentos, pequeños fragmentos que van formando nuestros días y construyendo nuestra vida.

Suena sencillo, sin embargo resulta un arte aprender a vivir así. Generalmente estamos en el pensando en el ayer o muy preocupados por el mañana y el hoy se nos va entre las manos.

Observar que la vida está hecha de momentos me a llevado a estar en el aquí y en el ahora, a ocuparme de lo que está ocurriendo, a disfrutarlo, a vivir plenamente.

Hoy me alegro con el atardecer, conecto con tus ojos, comparto mi sentir, te escucho, te admiro, me río, nos reímos, nos abrazamos, platicamos, coincidimos, compartimos y así vamos creando momentos inolvidables. La necesidad de controlar lo que sucederá mañana se diluye por arte de magia porque estamos tan llenos de nosotros mismos; tú de mí, yo de ti, que no hace falta saber más.

Vivir un día a la vez, ocupándonos cada uno de lo que le corresponde, encontrando esos momentos en los que coincidimos con nosotros mismos, con los otros; instantes que nos llevan el alma y nos recargan la batería para seguir, para continuar andando, creciendo, siendo mejores seres humanos, tu mejor versión, mi mejor versión; sumando, creando, amando.

Y justo cuando te animas a vivir así, el Universo se encarga de ponerte en el camino a esas personas que de una manera u otra buscan lo mismo. Te encuentras con almas dispuestas a amar, a compartir. Almas que viven en paz, que brillan y entregan sin esperar nada a cambio.

Son esos instantes los que iluminan nuestro cielo, la magia de la vida, la melodía del día a día y la bendición de encontrarnos.

Te invito a hacer el intento, vive el momento plenamente, entrégate y goza del instante consciente y amorosamente.

Finalmente, ten en cuenta que es una práctica constante, pero te aseguro que vale la pena morir en el intento de vivir el momento.

¡Sal del automático!

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Vivimos en un mundo acelerado, pareciera que estamos corriendo un maratón constantemente y nunca nos detenemos para respirar, pensar, vivir, disfrutar.

En los últimos meses en mi trabajo me ha llamado la atención que las personas no ponen atención a lo que dicen. Se comprometen a entregar sus asignaturas en “x tiempo” y no lo hacen. Primero pensaba que tenía que ver con como yo hiciera el pedido y por eso incumplían, pero no. Aún cuando ellos proponen la fecha, no cumplen y peor aún, no se dan cuenta.

Y de ahí mi grito desesperado de: ¡Sal del automático! Para, inhala, exhala. Tómate un tiempo de para responder, para hacer lo que estás haciendo, pon atención a lo que dices, a lo que te comprometes. No hables por hablar, no abraces por abrazar, no beses por besar.

Todo lleva su tiempo. La vida son instantes y en la medida en la que estemos presentes en esos momentos y los vivamos a plenitud, seremos felices. 

El ayer ya no existe y el mañana no ha llegado. Hoy estoy aquí, frente a mi compu, compartiendo mis letras, sonrío, escucho música, al rato solo Dios qué estaré haciendo, en qué estaré pensando.

Y como bien me enseñó mi amiga Bety hace algunos años: #UnDíaALaVez

Tú sabrás qué decides, yo por lo pronto elijo parar, ser mi palabra, vivir en conciencia y disfrutar de esos pequeños instantes que cada día la vida me regala. Hacer una pausa, vaya que hace la diferencia.

¿Te animas?