
Y aquí estoy una vez más, compartiendo esas cosas que pasan en mi día a día, en el tuyo, en el de todos.
La reflexión de hoy, está inspirada en una frase que me encontré ayer y que me hizo pensar mucho, así que aquí vamos.
“Todo el mundo hoy en día habla de aprender a soltar, pero qué hay de aprender a sostener, a reparar, a amar y no irse cuando algo se complica”.
Auch! En cuanto lo leí sentí como si una cubeta de agua helada me cayera encima, me pareció tan cierto. No se tú, pero yo escucho mucho esto de hay que aprender a soltar, todo mundo lo dice, te explican cómo hacerlo, te dan hasta tips, pero nadie se detiene a recomendarte que aprendas a sostener, a reparar, a amar. Son pocas las personas que te sugieren que te quedes, que explores, que escuches.
Y vaya que esto sucede con las parejas, los amigos, las relaciones laborales. ¿Cuántas parejas ya no quieren casarse por no asumir un compromiso? O ¿cuántos no salen corriendo al primer conflicto que se les presenta: Cuando sus emociones los sobrepasan, cuando una vivencia les recuerda algo no grato ocurrido en el pasado, cuando no pueden controlar una situación?
A veces pareciera más fácil salir huyendo que tomar al toro por los cuernos, organizar las ideas, gestionar las emociones y sentarnos a hablar, a resolver, a buscar una solución juntos, expresando ambos sus puntos de vista.
Pareciera que lo de hoy es ir ligero, soltado sin esforzarnos por crear algo nuevo, algo diferente, algo que perdure, que trascienda.
Personalmente soy de esas personas que lo intentan varias veces antes de partir y es que prefiero quedarme con la paz de saber que hice todo lo que estaba a mi alcance para que funcionara y no salir corriendo a la primera de cambios.
Hoy me pregunto… ¿Cómo sería la vida si aprendiéramos a sostener, a reparar, a amar? ¿Qué tal si lo intento yo, lo intentas tú y así y nos vamos encontrando personas que quieran hacerlo? ¿Qué tal si dejamos el miedo a un lado y decidimos intentarlo, echarle ganas, darnos la oportunidad de amar y dejarnos amar, si aprendemos a hablar con el corazón?
Sé que habrá quienes me digan que soy una soñadora empedernida y sí, sigo pensando que el amor mueve al mundo y que si queremos podemos cambiar y transformar muchas de nuestras actitudes. Ese cambio seguramente nos ayudaría a crear relaciones diferentes con la gente que nos rodea y se iría permeando de manera que transformaría la vida de muchas personas, descubriríamos otra forma de vivir la vida y seguramente estaríamos más tranquilos los unos con los otros, amando, disfrutando del momento.
No se tú qué pienses, pero yo sí quiero aprender a sostener, a retener, a amar. Por lo menos quiero morir en el intento.
¡Hasta la próxima!