El que no arriesga…

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Todos aquellos que me conocen, saben que soy fan de la Navidad y por ende de las películas navideñas. Así que no les extrañará que estas líneas hayan sido inspiradas en una de ellas.

Le cuento… El sábado pasado, mientras estaba en casa muy cómodamente sentada en mi sillón disfrutando de una película navideña, escuché la siguiente frase / idea:

Todo se refiere a qué tipo de vida quieres tener. Quieres estar a salvo y que nunca te lastimen o tener la vida más plena que puedas tener.”

Vayan ustedes a saber si coincide o no la traducción con la idea original, pero escuchar esto me hizo reflexionar sobre la importancia de arriesgar en la vida

¿Cuántas veces no llevamos años esperando a que un sueño se haga realidad sin hacer mucho al respecto, imaginando que las cosas caerán del cielo? ¿Cuántas veces no hemos cerrado nuestro corazón por miedo a que nos lastimen? ¿Y que me dices de las veces que te has quedado paralizado porque un acontecimiento actual te recordó algo no grato del pasado? ¿O bien cuando la vida te sorprende con un ser maravilloso, pero le pones mil peros porque no corresponde a la “famosa lista de lo que mereces”?

Segura estoy que te ha sucedido, así como a mí también. Lo importante aquí es estar claros con nosotros mismos sobre lo que queremos, aunque quizá no sepamos cómo llegar al objetivo. Por ahí dicen que cuando tienes clara la meta, el mecanismo aparece. ¿Y sabes? Es cierto. Muchas veces las respuestas que estamos buscando, las personas, están ahí, al alcance de la mano. Lo que sucede es que estamos tan encerrados en nosotros mismos, en nuestros miedos, tan ciegos que no vemos más allá.

Hoy te invito a que, como dice una de mis grandes maestras y guía: “te sientes en tu sillita de pensar” y que te conectes con tu corazón, con lo que verdaderamente anhelas. Inhala y exhala, que sea tu respiración la que te calme (gran lección recientemente puesta en práctica), la que espante a los miedos, la que te conecte contigo mismo y te lleve a donde quieres estar. 

Si te tropiezas, te levantas; si te hieren, lloras; si te rompen tu corazón, lo restauras; si necesitas tiempo para sanar, te lo tomas. Al final esto también pasará…

Lo importante es regalarte la oportunidad de intentarlo una y mil veces más hasta que lo logres. Además siéntete super orgulloso de cada prueba, ya que cada una, cada persona que te topas en el camino algo fantástico deja en ti. Sí, los seres humanos con los que nos relacionemos, las vivencias nos regalan experiencias que nos convierten en las personas que somos ahora y eso es sin duda un regalo extraordinario.

Así que adelante, ¡no lo/la dejes ir! Esa persona o vivencia puede cambiarte y llevarte a tener la vida más plena que puedas tener.

No sé tú, pero yo prefiero morir en el intento a pensar que hubiera pasado si….

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