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Acerca de leordonez

En plenitud, alegre, en paz, sincera y audaz, mujer moldeable. Eternamente enamorada. Mujer libre, sonriente, valiente, noble, comprometida. Soñadora incansable, creativa, escribiendo las páginas del libro de mi vida.

GRACIAS por todo y tanto 2024

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Querido 2024,

Has sido un año lleno de todo un poco: alegrías, lágrimas, risas, tristezas, aprendizajes, momentos de frustración, retos y mucho más. Es por eso que estas líneas son para ti:

Gracias 2024:

  • Por haberme permitido iniciar el año en compañía de mi familia y en mi país de las maravillas.
  • Por la oportunidad de compartir con mi familia de luz cumpleaños, despedida de soltera, boda, clases, jugadas de dominó, comidas y tantos bellos instantes.
  • Por recordarme el hermoso significado de los verbos enamorar y amar.
  • Por sacar lo mejor de mí a través de los detalles y sin temor a ser quien soy.
  • Por los sueños hechos realidad.
  • Por la magia de coincidir con seres de luz que sin duda me robaron el corazón.
  • Por aprender el valor que tiene un momento compartido con la persona correcta.
  • Por la importancia de conectar profundamente con la mirada del otro.
  • Porque perdí el miedo a expresar lo que siento.
  • Porque los y los no fueron más auténticos que nunca.
  • Por animarme a abrirme a la posibilidad de crear algo maravilloso al lado de otro ser humano.
  • Por los libros leídos y por todas las películas de navidad vistas. (¡Rompimos récord!)
  • Por las risas y las carcajadas, pero también por las lágrimas y los momentos de reflexión.
  • Por la capacidad de reconocer mis errores y saber ofrecer un disculpa.
  • Por los abrazos entrañables que me recargaron de amor y energía.
  • Por entender que la comunicación es fundamental en las relaciones.
  • Por haberme impulsado a hacer cosas que hace años no hacía.
  • Por la confianza de creer en mí y que todo es posible cuando lo deseas de corazón.
  • Por redescubrir mi don para escribir y utilizarlo para expresar a través de las palabras mi sentir.
  • Por las lindas sorpresas que me diste.
  • Por lo que se fue y por lo que vendrá.
  • Porque de una u otra manera pude despedirme de aquellos seres queridos que trascendieron.
  • Por los cambios que trajiste a mi vida.
  • Por mi salud y la de mis seres queridos.
  • Por las veces que hiciste estallar mi corazón de felicidad y mis ojos se llenaron de lágrimas.
  • Por recordarme que la paciencia todo lo puede.
  • Porque voy a ser tía.
  • Por retos vividos en mi vida laboral (y por los que vienen).
  • Por el tiempo que pasé con mis personas favoritas.
  • Por mi familia, amigos y compañeros de trabajo.
  • Por el AMOR.

En fin, así podría seguir y seguir, pero concluyo como inicié: 

Querido 2024 gracias por todo y por tanto.

La belleza de lo sencillo

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Llevo días, pensando en la belleza de lo sencillo. Da vueltas por mi cabeza sin saber cómo salir, cómo expresarlo, pero parece que aquí va…

A veces vamos tan rápido, vivimos tan preocupados y ocupados por lo que “tenemos” que hacer, que no nos detenemos a ver las hermosas pequeñas / grandes cosas, experiencias, paisajes que se nos presentan en nuestro andar. Nos olvidamos de la belleza que los pequeños detalles tienen.

Aquí algunos ejemplos:

  • Una caminata por el bosque tomada(o) su mano.
  • Andar en bici una hermosa mañana.
  • Conectar con tu pareja mirándola a los ojos.
  • Un abrazo.
  • Escribir o leer un mensaje de texto de alguien especial.
  • Que tu chico se ponga la camiseta que te fascina.
  • Preparar y/o que te preparen un rico desayuno.
  • Compartir tu tiempo con alguien que quieres.
  • Dar un beso.
  • Acariciar la mano de esa personita que te encanta.
  • Una llamada.
  • Platicar con los seres que amas.
  • Voltear tu vista al cielo y contemplar sus colores, las nubes y sus diferentes formas.
  • Sentarte en el parque y escuchar a los pájaros cantar.
  • Dejarte acariciar por el suave viento.
  • Disfrutar de un baño de regadera o tina.
  • Dejarte maravillar por la sonrisa de alguien.
  • Escuchar las carcajadas de tu persona favorita.
  • Tener un detalle con alguien que te importa.
  • Caminar bajo la lluvia.
  • Arreglar tu coche.
  • Fundirte con el silencio.
  • Conectar con la naturaleza.
  • Leer sobre lo que te interesa.
  • Admirar el trabajo de alguien.
  • Escribir una notita.
  • Encontrar corazones, plumitas, mariposas en tu andar.
  • Mirar la luna.
  • Observar los árboles, las plantas y flores.

En fin… Son tantas y tantas cosas que no terminaríamos. 

Hoy te invito a que hagas lo siguiente: Para, inhala, exhala, conecta y vuelve a empezar. Agradece la belleza de lo sencillo y déjate sorprender por los pequeños detalles que esta hermosa vida tiene para ti. 

Ya me contarás cómo te va.

¿Qué es estar en pareja?

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Estar en pareja es una de las experiencias más lindas.
Es caminar de la mano, compartir, reír.

Es mirar a los ojos y transmitir
todo lo que tu alma quiere decir.

Es ser cómplices, amigos, novios, amantes.
Es el miedo a un lado dejar,
confiar y con pasión entregar.

Estar en pareja es abrazar, besar, amar.
Ser tu mejor versión e inspirar al otro para ser la suya.

Es saber que cuentas con alguien que te escucha sin juzgar,
que está incondicionalmente,
que te comprende y apoya a cada paso.

Estar en pareja es acompañar, cantar, bailar.
Es al otro con detalles enamorar.
Ser tú y dejar ser.

Es una comunión de dos almas,
pero también son dos cuerpos que se funden
en un sin fin de sensaciones
que los hacen vibrar y el infinito alcanzar.

Estar en pareja es sentir, comunicar, emocionarte.
Es conmoverte hasta las lágrimas,
la luna acariciar y al infinito llegar.

Es encontrar el tiempo para coincidir,
disfrutar los instantes,
crear momentos inolvidables,
hacer que el día a día sea sencillo.

Estar en pareja es aprender a fluir
al escuchar tu y su corazón latir.

Es cuidar al otro y dejarte cuidar.
Es saber pedir, pero también recibir.
Es consentir y dejarte consentir.
Es amar, sin temor a fracasar.

Estar en pareja es agradecer
y comprometerse con ese ser
que nos hace estremecer y comprender
el maravilloso significado del verbo querer.

P. D: Seguramente estar en pareja es un sin fin de cosas más o menos y depende de la experiencia de cada quien. Esta es la visión de esta loca enamorada del amor.

Nuevos comienzos

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La vida está llena de nuevos comienzos que pueden asustarnos un poco porque vamos hacia algo desconocido, pero con el paso de los días todo se va acomodando…

Aquí unas líneas en la voz de ÉL.

Aún recuerdo cuando supe que venías en camino, ¡qué felicidad!

Meses después llegaste a nuestra vida llenándola de alegría. ¿Cómo olvidarlo? Eras tan pequeña, tan indefensa, tan hermosa. Y ahí empezó la aventura: El primer cambio de pañal, el primer biberón, el primer baño, tus primeros pasos y tus primeras palabras. Día a día fuiste creciendo, sonriendo, adueñándote de mi corazón y mi vida.

Cuando pensé que ya lo tenía todo dominado, nació tu hermanito. ¡Otra bendición! 

Luego llegó el momento de llevarte al Kinder. Aún recuerdo cuando te vi cruzar esa puerta, te veía tan chiquita. Así fueron pasando los años, cursarte la per-primaria, primaria, secundaria y preparatoria. Parece que fue ayer…

Hemos compartido tantos instantes juntos: risas, lágrimas, tareas, viajes, juegos, aprendizajes, idas al parque, al cine, comidas, en fin. Siempre con nuestra complicidad. Verte crecer ha sido una maravillosa experiencia mi niña.

Hoy es hora de otro nuevo comienzo, una nueva etapa: la universidad.

Me siento intensamente feliz, orgulloso, nervioso y emocionado de ser testigo de este día. Tener la oportunidad de “verte cruzar” nuevamente la puerta: Otro primer día de clases.

Ahí vamos nuevamente hacia lo desconocido, pero siempre confiando en que nos irá increíble, continuarás creciendo, aprendiendo y realizando tus sueños.

Mi adorada hija, me faltan palabras para expresarte todo lo que siento. Infinitamente agradecido de ser tu papá, de acompañarte en este camino llamado vida, aquí estoy y estaré siempre.

Con amor

Papá

Decir adiós

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“Decir adiós”, dos palabras fáciles de pronunciar, pero difíciles de vivir.

Nunca he sido buena para despedirme y menos después de que mamá se fue al cielo. Es una de las situaciones que más me cuestan trabajo y aunque a pesar de los años he aprendido “un poquito” al final no es algo que me guste.

Es cierto que no existe una fórmula perfecta para despedirnos y que no duela, sin embargo me atrevería a decir que sí existen ciertas acciones a tomar, que ayudan a que el adiós sea un poco más tranquilo.

¿A qué acciones me refiero?

  • Hacer lo mejor que puedas y disfrutar al máximo el tiempo con tus seres queridos. 
  • Vivir el aquí y el ahora, agradeciendo la oportunidad de estar juntos. 
  • Recordar que todos estamos aquí de paso y que lo único que tenemos seguro es la muerte.
  • Limpiar agenda, es decir procurar estar paz con los demás a fin de que si algo ocurriera, no quedarnos con los “hubiera”.
  • Tener presente que esta vez puede ser la última que nos veamos.
  • Como dice el título de la película: Nunca te vayas sin decir te quiero.

Decir adiós siempre va a doler y dolerá porque amamos a esa persona, pero el dolor pasa y siempre vale la pena porque nos recuerda el amor que sentimos por alguien.

Hace quince días que te fuiste al cielo y si bien es cierto que la última vez que nos despedimos, pensé que habría una siguiente, hoy sé que la próxima será en el cielo donde seguro celebraremos comiendo las mejores berenjenas del mundo. Me quedo con los recuerdos, con tu amor, con ese siempre ser tan especial y detallista conmigo. Gracias por todo y tanto.

Somos espejo

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Aquí estamos tú y yo, frente a frente. Me veo en ti, te ves en mí, nos reflejamos.

Por fin lo entiendo, somos espejo. Lo veo, lo comprendo, lo acepto.

Mi corazón late feliz de reconocer lo que tiene frente a sí. Una hermosa oportunidad de ser, de crecer, de aprender, de amar.

Reflejada en ti puedo identificar los cambios por hacer y todo lo bello que hay en tu ser, en mi ser. Me dejo sorprender, ilusionada, amada, confiando en todo lo que puede suceder al comenzar a tejer esa hermosa relación que ambos anhelamos tener.

Empezar a mover, a ser y dejar florecer lo que habita en nuestro ser.

Parar, observar, sentir, permitirnos mirar nuestro reflejo, fluir. Aceptar que somos espejo, amarnos, entregarnos, transformar aquello que nos disgusta, tomarnos de la mano y juntos las alas extender para así el vuelo hacia la libertad emprender.

El que no arriesga…

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Todos aquellos que me conocen, saben que soy fan de la Navidad y por ende de las películas navideñas. Así que no les extrañará que estas líneas hayan sido inspiradas en una de ellas.

Le cuento… El sábado pasado, mientras estaba en casa muy cómodamente sentada en mi sillón disfrutando de una película navideña, escuché la siguiente frase / idea:

Todo se refiere a qué tipo de vida quieres tener. Quieres estar a salvo y que nunca te lastimen o tener la vida más plena que puedas tener.”

Vayan ustedes a saber si coincide o no la traducción con la idea original, pero escuchar esto me hizo reflexionar sobre la importancia de arriesgar en la vida

¿Cuántas veces no llevamos años esperando a que un sueño se haga realidad sin hacer mucho al respecto, imaginando que las cosas caerán del cielo? ¿Cuántas veces no hemos cerrado nuestro corazón por miedo a que nos lastimen? ¿Y que me dices de las veces que te has quedado paralizado porque un acontecimiento actual te recordó algo no grato del pasado? ¿O bien cuando la vida te sorprende con un ser maravilloso, pero le pones mil peros porque no corresponde a la “famosa lista de lo que mereces”?

Segura estoy que te ha sucedido, así como a mí también. Lo importante aquí es estar claros con nosotros mismos sobre lo que queremos, aunque quizá no sepamos cómo llegar al objetivo. Por ahí dicen que cuando tienes clara la meta, el mecanismo aparece. ¿Y sabes? Es cierto. Muchas veces las respuestas que estamos buscando, las personas, están ahí, al alcance de la mano. Lo que sucede es que estamos tan encerrados en nosotros mismos, en nuestros miedos, tan ciegos que no vemos más allá.

Hoy te invito a que, como dice una de mis grandes maestras y guía: “te sientes en tu sillita de pensar” y que te conectes con tu corazón, con lo que verdaderamente anhelas. Inhala y exhala, que sea tu respiración la que te calme (gran lección recientemente puesta en práctica), la que espante a los miedos, la que te conecte contigo mismo y te lleve a donde quieres estar. 

Si te tropiezas, te levantas; si te hieren, lloras; si te rompen tu corazón, lo restauras; si necesitas tiempo para sanar, te lo tomas. Al final esto también pasará…

Lo importante es regalarte la oportunidad de intentarlo una y mil veces más hasta que lo logres. Además siéntete super orgulloso de cada prueba, ya que cada una, cada persona que te topas en el camino algo fantástico deja en ti. Sí, los seres humanos con los que nos relacionemos, las vivencias nos regalan experiencias que nos convierten en las personas que somos ahora y eso es sin duda un regalo extraordinario.

Así que adelante, ¡no lo/la dejes ir! Esa persona o vivencia puede cambiarte y llevarte a tener la vida más plena que puedas tener.

No sé tú, pero yo prefiero morir en el intento a pensar que hubiera pasado si….

¿Y si aprendemos a sostener, reparar y amar?

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Y aquí estoy una vez más, compartiendo esas cosas que pasan en mi día a día, en el tuyo, en el de todos.

La reflexión de hoy, está inspirada en una frase que me encontré ayer y que me hizo pensar mucho, así que aquí vamos.

“Todo el mundo hoy en día habla de aprender a soltar, pero qué hay de aprender a sostener, a reparar, a amar y no irse cuando algo se complica”.

Auch! En cuanto lo leí sentí como si una cubeta de agua helada me cayera encima, me pareció tan cierto. No se tú, pero yo escucho mucho esto de hay que aprender a soltar, todo mundo lo dice, te explican cómo hacerlo, te dan hasta tips, pero nadie se detiene a recomendarte que aprendas a sostener, a reparar, a amar. Son pocas las personas que te sugieren que te quedes, que explores, que escuches.

Y vaya que esto sucede con las parejas, los amigos, las relaciones laborales. ¿Cuántas parejas ya no quieren casarse por no asumir un compromiso? O ¿cuántos no salen corriendo al primer conflicto que se les presenta: Cuando sus emociones los sobrepasan, cuando una vivencia les recuerda algo no grato ocurrido en el pasado, cuando no pueden controlar una situación?

A veces pareciera más fácil salir huyendo que tomar al toro por los cuernos, organizar las ideas, gestionar las emociones y sentarnos a hablar, a resolver, a buscar una solución juntos, expresando ambos sus puntos de vista.

Pareciera que lo de hoy es ir ligero, soltado sin esforzarnos por crear algo nuevo, algo diferente, algo que perdure, que trascienda.

Personalmente soy de esas personas que lo intentan varias veces antes de partir y es que prefiero quedarme con la paz de saber que hice todo lo que estaba a mi alcance para que funcionara y no salir corriendo a la primera de cambios.

Hoy me pregunto… ¿Cómo sería la vida si aprendiéramos a sostener, a reparar, a amar? ¿Qué tal si lo intento yo, lo intentas tú y así y nos vamos encontrando personas que quieran hacerlo? ¿Qué tal si dejamos el miedo a un lado y decidimos intentarlo, echarle ganas, darnos la oportunidad de amar y dejarnos amar, si aprendemos a hablar con el corazón?

Sé que habrá quienes me digan que soy una soñadora empedernida y sí, sigo pensando que el amor mueve al mundo y que si queremos podemos cambiar y transformar muchas de nuestras actitudes. Ese cambio seguramente nos ayudaría a crear relaciones diferentes con la gente que nos rodea y se iría permeando de manera que transformaría la vida de muchas personas, descubriríamos otra forma de vivir la vida y seguramente estaríamos más tranquilos los unos con los otros, amando, disfrutando del momento.

No se tú qué pienses, pero yo sí quiero aprender a sostener, a retener, a amar. Por lo menos quiero morir en el intento.

¡Hasta la próxima!

Perfectamente imperfecta

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Perfectamente imperfecta, esta soy yo…

La niña, la intensa, la joven.
La que se enoja, la controladora;
la workaholic, la que se estresa y a veces contesta mal.
La que manda mensajes imprudentes, la inoportuna, la que no es vidente.
La que tiene un cuerpo con curvas, la que ya no hace dietas.
La que llora, la sensible, la que se emociona y se sorpende con las pequeñas cosas de la vida, la que está aprendiendo a decir no.
La miedosa, la que a veces no sabe cómo seguir;
la ansiosa, la nostálgica;
la caprichosa, la a veces obsesiva, la testaruda.
La que está aprendiendo a comunicarse asertivamente;
la que se equivoca, la que falla;
la demandante, la insegura, la preguntona, la tímida, y sí esta soy yo.

Pero… ¿Sabes?

También soy:
La que te regala una sonrisa, la que te hace reír, la que a veces te emociona hasta las lágrimas;

la que al mirarte a los ojos te dice más de mil palabras, la que te ama, la que te abraza;

la apasionada que quiere crear una relación amorosa como nunca antes.

La besucona, la tierna, la cariñosa, la detallista.

La amorosa que siempre está, la que espera, la empática;

la que sabe callar, la discreta, la que acepta, la que comprende;

la que no se da por vencida, la que siempre busca ser mejor, la resiliente, la que se enfrenta a sí misma para sanarse;

la que entrega todo, la soñadora incansable, la noble, la que confía;
la eternamente enamorada del amor, la que le encanta que le cocinen, la que es feliz compartiendo con sus seres queridos;

la que ama la música y va a conciertos que nadie más iría;
la que quiere recordar cómo andar en bici y aprender a bailar salsa;
la de los lunares, la que tiembla, la que siente, la que vive.

Y sí… Ésta soy yo:
La mujer, la amiga, la cómplice;
la pareja, la novia, la amante;
la escritora, la editora, la profesionista;
la hija, la sobrina, la tía, la madrina;
la alumna, la maestra.

Sí esta soy yo, perfectamente imperfecta viviendo, siendo mi mejor versión cada día, conmigo, contigo, con ustedes.

La comunicación en las relaciones

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Vivimos en la era de la comunicación digital en la que cada vez pareciera más complejo hablar ya sea por teléfono o en persona con alguien. La distancias, los trabajos, los compromisos a veces impiden que nos podamos reunir cara a cara con el/la otro (a).

Los mensajes de texto son una buena solución, pero también pueden ser un arma de dos filos. 

La comunicación escrita es una bendición, pero a la hora de enviar textos, hay que tener cuidado. Si no eres lo suficientemente específico o claro podría darse una mala interpretación, ya que de una u otra manera, dependes de lo que la otra persona piense. 

Cada ser humano trae consigo una serie de vivencias, creencias, experiencias y es a través de ellas que entiende y explica su mundo. Esto es muy importante tenerlo presente pues hace que cada uno vea la vida desde “su perspectiva”. Es entonces cuando debemos aprender a ser empáticos y estar abiertos a escuchar al otro. 

Estoy segura que todos hacemos siempre lo mejor que podemos con lo que tenemos, por lo que si decidiste enviar un mensaje a cierta hora y de cierta manera, seguro fue porque considerabas que era el “momento correcto” para hacerlo. Sin embargo, para el receptor puede no haber sido igual.

Se produce un mal entendido, la comunicación se ve interrumpida y deja de fluir.

¿Qué se hace? Sin duda, lo mejor será hablar con la persona. Tomarte el tiempo para platicarlo, para aclararlo. Por teléfono o en vivo y a todo color, ya lo decidirán. 

Personalmente sigo pensando que no hay nada como mirar a los ojos al otro, conectarte con su corazón y desde ahí aclarar la situación.

A veces lo más prudente es dejar que pasen un días, esperar a que las emociones se tranquilicen, que las ideas se acomoden para poder tener esa conversación y que todo fluya en armonía. Obvio que cada situación es diferente.

Lo que he aprendido recientemente y ahora estoy segura es que la comunicación clara y asertiva es la base de una buena relación. Démonos el tiempo para conectar, dejemos los miedos a un lado y regalémonos la maravillosa oportunidad de hablar, de escucharnos el uno al otro y generar así relaciones basadas en el amor, la buena comunicación y la claridad.

Como bien dice la tía: «Hablando, se entiende la gente».

¿Tú que dices?