Pasan minutos, las horas, días, los meses y años. Gente que va y otros que vienen. Encuentros y desencuentros.

Comenzamos nuestra vida dentro del núcleo familiar, el cual luego se abre a lo social cuando entramos a la escuela. Años más tarde viene la universidad, después el trabajo, en fin…

A lo largo del trayecto vamos conociendo gente. Unos se vuelven nuestros amigas, otros no dan color, algunos deciden ser enemigos y bueno. Nuestra vida sigue… Vamos compartiendo fragmentos de ella con muchas personas. Unas llegan para quedarse; hay quienes vienen sólo a ensañarnos algo y luego se van. Quizá haya algunos que son compañía por un determinado tiempo y posteriormente continúan su andar.

La vida es como un tren, en el cual nos topamos con muchos seres humanos, unos subiendo, otros bajando. Y en ese ir y venir seguro hay gente que queremos, la cual se aleja por momentos. Tal vez sean días o años, sin embargo eso no quiere decir nos amen más o menos, simplemente hay instantes en que las personas necesitan (necesitamos) espacio y listo. Con el tiempo seguro volveremos a coincidir en algún vagón y nos veremos con el mismo cariño de siempre, como si nada hubiera pasado.

En realidad creo que lo más importante del «Tren de la Vida», es aprender y dejar que el AMOR triunfe. Que sean los buenos momentos, los acontecimientos felices, los éxitos, los abrazos, los besos, etcétera los que predominen. Que lo malo: los enojos, las envidias, las discusiones, los engaños y más, se queden atrás, se conviertan en aprendizaje y nos permitan quedarnos con el buen sabor de boca, vibrando en amor y alegría, sin juicios, ni reproches.

Y tú… ¿Cómo ves el Tren de la Vida?