Tinder, tu mirada y yo

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Quería conocer gente. Hace tiempo ya había hecho el experimento sin éxito, pero aún así me animé. Reabrí mi cuenta de Tinder y comencé la búsqueda. Un poco escéptica, un mucho con ganas de encontrarte, un tanto de miedo a lo que pudiera pasar, pero confiando que mis dedos y mi instinto me llevarían a ti..

“Me gusta”, “no me gusta”, “no me gusta” y así hasta que apareciste. Un perfil sin información, conocía solo tu nombre, tu edad y esos ojos, esa mirada que tanto llamó mi atención. Deslicé mi dedo a la derecha, “me gusta” y ahora tocaba esperar…

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Lunes, 23 de octubre alrededor de las 7am sucedió: ¡Cling! Hiciste match y ¡sorpresa! Era tu mirada. Comenzamos a chatear, preguntas iban y venían, parecía que la magia y las  famosos mariposas en el estómago existían. Algo me invitaba a seguir… Cambiamos de una App a otra, todo digital aunque de fondo se percibía un toque de calidez. Escribíamos e incluso llegamos a hablar. Una sensación especial y mucha curiosidad. Quería encontrarme con esos ojos, conocer esa mirada que tanto expresaba, ese Universo de sueños por realizar.

Y seguí mi intuición, nuestras miradas se encontraron y fue ahí donde perdí. Esos ojos y tu sonrisa me atraparon y me cautivaron, me hicieron volar y soñar. Comprendí entonces que efectivamente los ojos son el espejo del alma y que cuando se conectan con otros es posible ver y experimentar un sin fin de emociones.

Dos corazones latiendo al mil por mil, una mirada que se funde, que abraza y no suelta, que calma, que cura y ama. Unas ganas locas de escribir una historia contigo, pero sin ti, solo vivir a través de esos ojos, quizá pequeños para algunos, tristes para otros, pero llenos de cariño, expresivos, amorosos, transparentes, con un toque angelical. Un hombre desilusionado que muere por sentir, por dejarse llevar, por volver a comenzar; una mujer dispuesta a enamorarse, a compartir y amar sin dudar. Una mirada cautivadora, imposible de olvidar, que llegó para recordarme que vale la pena amar. No importa que hayas fallado, siempre es posible volver a empezar. Sin embargo, parece que el tiempo no jugó a nuestro favor.

Tinder, tu mirada y yo, una combinación original, una forma de experimentar el amor, entrar en el corazón del otro a través de una ventana particular, aprender a sentir al unirse con esa mirada especial. Una manera de relacionarse muy peculiar, una de esas memorias que quedan guardadas en los archivos del alma, que te hacen suspirar mientras continúas andando entre la vida real y el mundo digital.

Una ilusión, un destello de luz, la fuerza que necesitaba para continuar, una historia que inició y en puntos suspensivos se quedó…

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