Hace unos días tuve la oportunidad de convivir varias horas en compañía de la familia de una amiga muy querida, lo cual disfruté enormemente y hoy me lleva a compartir contigo esta reflexión.
Cada familia tiene su dinámica, formas de relacionarse, horarios, ritmo, tiempos, etc. Sin embargo, a veces se meten tanto en ello que no ven más allá… Pereciera que las cosas sencillas como un: “Buenos días” o dar un “beso con calma” pierden importancia, mientras que los problemas de dinero, salud, trabajo y más se vuelven el centro de todo.
Observando a la familia de mi amiga, pensaba: qué afortunados son de tenerse, de poder dialogar, abrazarse, incluso de discutir, aunque parece que ellos ni cuenta se dan de esa bendición.
No es secreto que yo, un poco por azares del destino y otro mucho por mis decisiones, llevo varios años viviendo sola y a pesar de que el concepto de familia sigue siendo mega importante para mí (y uno de mis más grandes sueños) hoy no cuento con una. Y bueno… Claro que tengo a mi hermano a quien adoro; una tía que es mi segunda madre y con quien comparto muchísimo; tíos, primos y sobrinos a distancia. Sin embargo, en mi día a día, no vivo en familia. Quizá sea eso lo que hoy me hace valorar y ver de otra manera la bendición que muchos de ustedes tienen y disfrutar doblemente cuando me reúno con los míos o cuando paso unas horas en familia.
Con todo esto, quiero invitarte querido lector a que te tomes unos instantes para salir de automático. Papá, mamá, hijo, para y observa tu dinámica familiar, ¿qué tanto gozas cuando estás con ellos? ¿De verdad valoras el abrazo que te da papá? ¿Agradeces a mamá el tiempo y el cariño con el que te hizo de comer o preparó tu lunch? ¿Pones lo mejor de ti para comprender a tus hijos? O todo lo contrario, vives dando por hecho que las cosas y personas están ahí y que siempre será así. Quizá nunca te lo habías cuestionado.
Sea como sea, hoy puedes realizar este pequeño ejercicio y regalarte la oportunidad de salir del automático, deleitarte con beso que le das a mamá, el hecho de tener un compañero de vida, el regalo de un hermano, y agradecer el vivir en familia. No permitas que la velocidad del día a día y los problemas le resten importancia a esos momentos que son mágicos y que ahora están, mañana no sabemos.
Por mi parte, agradezco infinitamente a la vida la posibilidad de vivir y compartir esos instantes de familia.