Aceptar es dejar ir sin sufrir.
Es reconocer amorosamente el lugar en el que estás,
no querer cambiar las cosas y mucho menos controlar.
Aceptar es un verbo que no necesita etiquetas,
es una decisión que nace del corazón
con la mejor intensión.
Aceptar es confiar
que esto también pasará
y algo maravilloso sucederá.
Aceptar es darte cuenta
que estás en el mejor sitio
en el que puedes estar
y comenzar a soñar
que algún día toda cambiará.
Aceptar es abrir la ventana,
inhalar y exhalar
para la mente aclarar
y así algo nuevo poder inventar para avanzar.
Aceptar es habitarte,
quedarte quieto sin interpretaciones buscar
decir un sí al Universo y fluir.
Aceptar es dejarte apapachar
para las fuerzas recobrar
y en su momento nuevamente el vuelo alzar.
Aceptar es agradecer,
tu reflejo en el espejo ver,
sonreír con complicidad
con el alma llena de esperanza
para volver brillar en tu andar.