El AMOR mueve al mundo; la vida es un juego en el que todos podemos ganar; la familia es un refugio al cual llegar cuando las cosas van de maravilla y cuando todo está de cabeza; que las amistades son aves que nos acompañan durante el viaje y que eso que llamamos decepciones amorosas son tan sólo lecciones que nos hacen crecer y amar con más fuerza.
Experimenté que un abrazo, un rico café y una plática con alguien especial son el mejor medicamento para el alma; que ser apasionada es sensacional; besar es delicioso y que la sensualidad y la sexualidad son para disfrutarlas.
Descubrí que a través de las palabras es posible acariciar corazones; que un libro te lleva a viajar por el mundo; que una actitud positiva hace la diferencia entre un buen o mal día; que la sensibilidad es una cualidad y que una sonrisa crea magia.
Comprobé que cada decisión te lleva a un lugar diferente; que la gratitud y la abundancia van de la mano; que las experiencias y las cosas no tienen que ser difíciles, sólo hay que confiar, soltar amarras y fluir.
Me di cuenta que la libertad llega por añadidura cuando te haces responsable de tus actos y la víctima desaparece; que la espiritualidad es algo en lo hay de trabajar a diariamente, ya que e indispensable para las noches de tormenta.
Comprendí que aún el momento más triste de mi existir tuvo su razón de ser; que cada día tenemos la posibilidad de volver a empezar y que quien te AMA no necesita estar físicamente pegado a ti, a veces estar en esencia funciona mejor.
Conseguí evidencia de que no hay sueños grandes ni pequeños, cada uno tiene su importancia y propio valor, simplemente es cuestión de no quitar el dedo del renglón, desearlo desde el fondo del corazón y accionar.
Pude ver que en el camino SIEMPRE nos encontramos a las personas correctas; unas están sólo por instantes, otras por un tiempo y algunas llegan para quedarse indefinidamente.
Constaté que los años no son NADA si no los pintas de mil colores e impregnas de todo tipo de vivencias. La versatilidad, espontaneidad y pasión son herramientas esenciales para lograrlo.
Viví en la oscuridad, descubrí la luz y jugando entre una y otra, decidí ver la vida como un conjunto de buenos momentos y lo demás opté por llamarlo aprendizaje. Y lo mejor fue constatar, una y otra vez, que soy la escritora de la película de mi vida y que la sabiduría para crear cada escena habitan en mí.
Hoy sigo aprendiendo a cada instante, disfruto, amo y agradezco estar aquí.
Y a ti… ¿Qué te han enseñado los años?
FELICIDADES… QUE LINDO ARRASTRAR LA PLUMA CON MAGICA REALIDAD… SALUDOS… A SEGUIR ESCRIBIENDO.
¡Muchas gracias! Un abrazo