Que las cosas no salgan según lo planeado, no significa necesariamente que sea malo. Muchas veces suceden eventos que nos mueven, nos duelen, nos llevan a tocar fondo; algunos productos de nuestras decisiones, otros simplemente cosas de la vida, pero que nos hacen cuestionarnos y cuestionar nuestra existencia. Temporadas en las que vemos todo negro, que no encontramos la manera de seguir, instantes en los que quisiéramos desaparecer.
Esas “malas rachas”, como solemos llamarlas, son, paradójicamente a lo que podríamos pensar, etapas ideales para ponernos creativos, para rediseñarnos y renacer. Pero… ¿Cómo lograrlo si a duras penas tienes la fuerza y las ganas de ponerte de pie, para levantarte de tu cama y crear un nuevo día?
En realidad no es que exista una receta tal cual, sin embargo y desde mi punto de vista, lo primero que requieres hacer es reconocer cómo te sientes, tocar a fondo tus emociones, aceptarlas para que desde ahí puedas empezar a construir.
Hay personas que saben y pueden hacerlo muy bien por sí solas, pero otras que no. Entonces llega el momento de pedir apoyo, de buscar esa terapia, ese persona, ese medio que se convierta en una especie de hilo conductor, de guía. Aparece así una luz que te deja ver que hay un largo camino por andar; necesitas aprender a caminar, paso a paso, colocar una a una las piezas de tu rompecabezas, las cuales te ayudarán a rediseñarte, que contribuirán para que te conviertas en una mejor persona.
Quizá me dirás: “No es tan fácil como se lee” y sí, no lo es, pero cuando de verdad tienes la voluntad para salir adelante, cuando algo dentro de ti te impulsa a no quedarte en la obscuridad, encontrarás el mecanismo para lograrlo. Solo recuerda tener a la mano los dos ingredientes esenciales: el amor a ti mismo y la paciencia. Con ellos y tu voluntad puedes hacer milagros. Ten presente que eso que hoy duele, que no entiendes, que te enoja, también pasará. Nada es para siempre. Puedes hacerlo, ¡nunca lo dudes!
Cree en ti y en tu capacidad de resiliencia. Los malos momentos son tan solo etapas de aprendizaje, oportunidades para crear tu mejor obra de arte, la mejor versión de ti mismo.
Un sacerdote decía en su homilía: hay tres cosas importantes en la vida, la paciencia, la paciencia y la paciencia….
Sabías palabras Carlos. ¡Gracias por compartirlas!