Los que me conocen saben que desde antes que se llevara a cabo la primera emisión de Teletón México en 1997, me enamoré del proyecto y me comprometí con lo que en aquel tiempo aún era un sueño por realizar.
En mi caso, la historia comenzó el día que visitaron la universidad para reclutar voluntarios, jóvenes que quisieran sumarse a la causa. No tuve la menor duda de que quería formar parte de ello, deseaba hacerlo, aunque para ganarme mi lugar, tuviera que madrugar en fin de semana para asistir durante 10 sábados a diversas sesiones, cuya finalidad era sensibilizarnos. Desde entonces me hice la promesa que siempre apoyaría de una u otra manera al Teletón.
Aquel año lo hice como voluntaria en un helado sábado 6 de diciembre en el Estadio Azteca. Posteriormente y gracias a mi profesión como comunicadora, logré entrar a la producción del evento, aportar y desarrollarme en diferentes áreas. Al ir conociendo más sobre lo que sucede detrás de cámaras para llevar a cabo el Teletón, descubrí que existía un equipo de personas que se dedicaban a escribir el contenido del programa. Entonces mi sueño se convirtió en ganarme mi lugar dentro de ese equipo y… ¿qué crees? ¡Lo logré!
Toda una experiencia, algunos viajes, otras culturas, un idioma que variaba, cada año un nuevo reto, un rediseñarnos para seguir la línea editorial. ¡Cuánto lo disfruté! Y sí a veces también lo sufrí, pero al final quedó el buen sabor de la meta alcanzada.
Así fue durante 15 años, sin embargo, todo tiene un principio y un final.
Este año se cierra el capítulo llamado Teletón como miembro del equipo de contenidos. Una etapa en la que conocí gente extraordinaria, hice entrañables amigos, aprendí mucho y a la que le estaré eternamente agradecida. Un ciclo maravilloso que me hizo crecer no solo profesionalmente sino también personal y humanamente hablando.
Como dice el dicho: “No hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla”, es hora de abrir paso a las nuevas generaciones de escritores, entregarles la estafeta como indudablemente lo hicimos en el Teletón de marzo pasado. Otra de las muchas lecciones “teletoneras”: aprender a soltar, seguir adelante sin querer controlar.
Un ciclo se cierra, pero me (nos) abre la posibilidad de seguir sumando a esta noble causa desde otro lugar, eso sí, siempre sumando.
Gracias Teletón por todo y por tanto. A todos y cada uno de los integrantes del equipo de contenidos: Gracias, gracias, gracias.
Con estas líneas es como me despido de una de las etapas más lindas profesionalmente hablando de mi vida, agradecida, feliz, realizada, consciente de que todo ocurre por y para algo, con los pies en la tierra, la mirada al cielo y con los brazos abiertos para dejar que la vida vuela a sorprenderme y seguir realizando sueños. Y tú… ¿Cómo cierras ciclos?