Amanecí con ganas de ir al centro de la ciudad, así que después de un rico desayuno y de haber checado la ruta a seguir en metro, me apresuré a arreglarme para iniciar mi aventura. Era sábado y la mañana tenía muy buena pinta.
Ya casi lista, caí en cuenta que estaba dando vueltas como para retrasar mi salida. ¿Qué me pasa me pregunté? Recordé entonces las noticias de los últimos 15 días sobre mujeres secuestradas o intentos en ciertas estaciones de metro. Sentí miedo y paré. Luego pensé: “Tengo dos opciones, salgo y me arriesgo o cambio de plan. Mmm… Yo quiero ir al centro, así que al centro iré y en metro como me gusta.”
Así que agarré mi bolsa, mis llaves y empecé a caminar. Llegué al Zócalo y me emocioné. Por primera vez en mucho, mucho tiempo, la explanada estaba vacía, bueno casi porque del lado de Palacio Nacional había una manifestación de gente en tiendas de campaña, a la que prefería no hacerle caso. De resto en la explanada había una exposición de fotografías de personas besándose y varios corazones hechos con flores, super lindas. El cielo estaba azul, el sol brillaba en su máximo esplendor. Pasé por Catedral y luego recorrí la Madero rumba a Bellas Artes, donde volví a tomar mi transporte y me regresé al sur de la ciudad.
Un paseo delicioso, a mi ritmo, sin complicaciones, haciéndome caso y agradeciendo a cada instante la oportunidad de estar viva.
Ahora que lo recuerdo, me doy cuenta que existen muchas cosas que nos dan miedo: iniciar una relación, cambiar de trabajo, salir con un desconocido, caminar de noche por la ciudad, viajar contigo mismo, son sólo algunos ejemplos, sin embargo está en nuestras manos tomar la decisión y aventurarnos. Tener presente que “la vida es un ratico”, como dice mi querido Juanes, y que quizá después de ese miedo descubras un sin fin de cosas y experiencias maravillosas.
Para mí si duda fue una delicia la visita del sábado al centro de nuestra querida Ciudad de México, eso sin contar la comida en una terraza acompañada de un libro, el café frente a un jardín con rosales, una película digamos que “diferente” para no ponerle carga emocional y la tranquilidad de llegar a mi cama agradecida por un día lleno de magia.
Está en ti, en mí decidir cómo queremos vivir nuestra vida. ¡Ojo! No te estoy diciendo que te avientes sin medir las consecuencias, solo quiero invitarte a que dejes de ponerle tanta atención a tus miedos y que disfrutes de tu paso por la Tierra Sin miedo a vivir.