Archivos Mensuales: agosto 2023

De conformarse, ¡nada!

Estándar

Los seres humanos tenemos sueños, deseos, anhelos que vamos creando y alcanzando durante la vida. Hay unos que llegan antes que otros, algunos suceden mejor de lo que esperábamos y quizá haya unos cuantos que deban sufrir alguna modificación antes de realizarse. Pero… ¿Qué sucede cuando eso que estamos “buscando” no llega? ¿Toca aceptarlo y conformarnos con lo primero que aparezca?

Aquí lo que pienso…

Para los que me conocen, no es un secreto que hace tiempo que anhelo con encontrar una pareja, el príncipe multicolor (se lee compañero), je! El color es lo de menos. El chiste es coincidir con esa persona que haga latir mi corazón al mil y que quiera compartir su vida conmigo (dicho brevemente). ¿Candidatos? Claro que han existido (existen), el punto es que por una u otra cosa no nos hemos elegido. 

“¡Es que eres muy exigente!”, diría mi Cuñis. “¿Si?”, me lo he cuestionado. Puede ser… La conclusión es que no se trata de estar con cualquiera, de dejar a un lado mis sueños, mis deseos para tratar de que el personaje en cuestión encaje. 

Estoy totalmente de acuerdo con que nadie es perfecto, todos tenemos nuestras cosas, pero dentro de ellas hay unas con las que estamos dispuestos a vivir y otras con las que no. Por ejemplo, pensar que va a cambiar “x” o “y” hábito, no es real. Hay puntos que nunca cambian y menos creer que lo hará por mí. Si no lo hace por él mismo, difícilmente lo hará por alguien más. Así las cosas, personalmente prefiero dar un paso atrás y seguir viviendo, observando, conociendo y no conformarme con lo primero que pase.

Mi ejemplo es sobre el tema de pareja, pero lo mismo ocurre si nos referimos al trabajo, cuando estás buscando casa, un coche, tu vestido novia, cuando quieres viajar, etc. Si no es lo que anhelas, si no hace latir tu corazón y te emociona, sigue buscando, aprende a esperar. ¡Gran lección! Créeme que cuando llegue el/la indicado(a) lo sabrás.

¡Ojo! Que eso no quiere decir que te sientes en tus laureles sin hacer nada. Todo lo contrario, sigue moviéndote, abre tus ojos, intenciona tus días, decreta, haz visualizaciones, escríbelo, recuérdale al Universo lo que quieres y entrégaselo, confiando que lo mejor sucederá.

Eso que tanto deseas llegará a ti en el momento perfecto, ni antes ni después. Será justo cuando estés listo para recibirlo. Si por algo no llega, créeme que su razón (aunque no la entendamos) debe tener.

Dejemos que las cosas fluyan, que la magia ocurra. Vive, disfruta y sobre todo… ¡Nunca te conformes con menos de lo que mereces!

El arte de convivir

Estándar

Hace unos días, salí a tomar una café con un chico. Más allá de cómo lo pasé, agradecí la oportunidad de convivir y escuchar. Fueron muchas cosas las que llamaron mi atención. 

Por un lado, redescubrir y darme cuenta la diferencia que existe entre estar frente a frente con alguien, cuando haces contacto visual, cuando observas el lenguaje corporal de la otra persona. Y ni que decir de la maravilla de poner tu escucha en práctica, estar ahí para el otro, aprendiendo de lo que te dice, preguntando, comprometido con la conversación.

Pareciera algo que hacemos todos los días, sin embargo ya no es así. Cada vez nuestras relaciones son más a través de las máquinas, del celular. Tan es así que me sorprendió que justo frente a mí llegó una pareja, pidieron algo de tomar y después cada uno se sumergió en su celular. 

“¿Neta? ¿Sales a un café con tu chica/o y en lugar de convivir cada uno se pone a ver “cosas” en su celular?”, pensé. Será que yo valoro mucho la bendición de coincidir con la gente, de compartir, platicar, en fin…

Me cuesta trabajo pensar y vivir en un mundo en el que las conexiones únicamente se den a través de la red, de las aplicaciones, del ciberespacio. ¿Dónde queda ese punto de encuentro, de tocar, oler, sentir, escuchar? La pregunta del millón.

Sigo pensando que existimos personas para quienes convivir en vivo y a todo color es importante y es por eso que procuro generar esas experiencias. Con mi cel y mi compu, ya paso demasiado tiempo…

Cuéntame… ¿Tú eres de esas personas que se la viven el ciberespacio y que desaprovechan la magia de conectar en vivo o viceversa? Te leo…

La autoestima y las dietas

Estándar

Tener una autoestima alta es esencial en la vida del ser humano, ya que ella nos ayuda a desenvolvernos de una u otra manera en nuestro paso por esta tierra. 

Desde que venimos al mundo mamá y papá trabajan con las herramientas que tienen para ayudarnos a desarrollar una autoestima alta. Nos hacen sentir valorados y aceptados, seguros de nosotros mismos, capaces de hacer lo que queramos, aprendemos a creer en nosotros. Con los años y según vamos interactuando con el entorno nuestra autoestima se va desarrollando.

Pero… ¿qué ocurre cuando estamos entre los 10 y 14 años, cuando nuestro cuerpo comienza a cambiar, cuando no sabemos si vamos o venimos, cuando las hormonas ponen de cabeza nuestro mundo, cuando quizá subes de peso y por primera vez te llevan con un especialista para “remediarlo”?

Por un lado, tus padres te echan porras porque vas bien en el colegio, porque tienes letra bonita, por lo buena que eres con las manualidades, pero por el otro te dicen que necesitas cuidar tu alimentación porque estás “llenita”. Claro que la justificación es que es por tu salud, porque es importante que tengas un buen cuerpo (¿según quién?). 

Finalmente terminas yendo al médico con mamá y comienzas a “cuidarte”…

Me pregunto… 

  • ¿Cómo puede una niña tener una autoestima alta cuando le están diciendo que su cuerpo por estar grande no está sano y no es “correcto”?
  • ¿Cómo establecer una buena relación con tu cuerpo cuando está cambiando, porque anatómicamente se está transformado (estás creciendo), y te están diciendo no se ve bien porque estás “gordita”?
  • ¿Cuántos chicos hoy en día “se cuidan” desde jovencitos porque han aprendido en sus casas hay que estar a dieta, dado que ser gordo no es sano? 
  • ¿Cuántas madres mandan una serie de mensajes contradictorios a sus hijos con su ejemplo, olvidando que a través de él enseñan?
  • ¿Por qué no aceptar el cuerpo que la vida nos da en lugar de entrar en la constante batalla de quererlo moldear según los “cánones de belleza”? 
  • ¿Para qué llevar a los niños con “especialistas de nutrición” desde tan pequeños? 
  • ¿De verdad la cirugía baríatrica para niños es la solución?
  • ¿Está la autoestima directamente relacionada con las dietas, es decir si estás delgada te quieres y si no, no?

Son muchas las preguntas que tengo en mente. Las comparto, ya que al hacerlo me ayudan a aclararme y además porque creo que pueden sumar en la vida otros. Habrá quienes estén de acuerdo conmigo, otros pensarán que estoy loca (puede ser).

Yo simplemente escribo y me cuestiono desde lo que he vivido. Desde la mujer que soy que recuerda a la chica que a los 14 años hizo su primera dieta y que hoy se da cuenta que fue entonces cuando inició la pelea con su cuerpo. Una lucha constante que ha durado años y que pareciera interminable. Una guerra que acabará pronto porque así quiero que sea, porque lo necesito. 

Mi cuerpo, tu cuerpo, no han hecho nada malo, todo lo contrario. Él ha sido mi fiel amigo desde que llegué a este mundo. Me ha llevado y me ha traído, hemos subido y bajado, incluso volado. A través de él he disfrutado de tantas y tantas cosas que no puedo estar más que agradecida. ¿Se ha enfermado? ¡Claro! Pero no por su tamaño sino porque lo descuidé. Y sí mi cuerpo es grande, porque mi estructura ósea lo ha sido desde siempre.

Los cuerpos no valen más o menos por su tamaño y la autoestima no debería estar directamente relacionada con una dieta, con si eres delgado o gordo. Como seres humanos debemos amarnos y respetarnos por quienes somos, no por cómo nos vemos o lo que tenemos.

Más allá de si eres alto o chaparro, gordo o flaco, blanco o negro, joven o viejo, ámate y acéptate como eres. Deja de pelearte y comienza a relacionarte de otra manera con cuerpo. Créeme que la vida cambia si cambias tu enfoque y comienzas a vivir en paz con este tema.

¿Y tú dejarás que tu autoestima crezca o disminuya según el éxito o fracaso de tu dieta?