¿Ir o no ir a terapia?

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Crecí con la idea de que las personas que iban al psicólogo, es decir a terapia, era porque estaban locas. Je! Eso fue lo que escuché en casa y un poco lo que pasaba por aquellos años. Sin embargo, esa creencia cambiaría cuando me enteré que a mamá le quedaba poco tiempo de vida.

Tenía tan solo 19 años y las emociones más que revueltas que nunca. Fue entonces cuando por azares del destino, alguien me habló del trabajo que los psicólogos realizaban y pude verlo de diferente manera. Me explicaron que ir a terapia ayudaría a enfrentar lo que estaba pasando y lo que estaba por venir… Fue así como muerta del susto, le pedí permiso a papá para asistir a terapia y por suerte como siempre me apoyó.

Sin duda, una de las mejores decisiones que he tomado en la vida. Una bendición coincidir con Martha, terapeuta gestalt, quien me acompañó por aquellos años durante el camino. De su mano aprendí que cuando uno necesita ayuda profesional, la pide; que no tiene nada de malo sentir las emociones y que hay que trabajarlas; que no estaba sola, entre muchas cosas más.

También cambié mi creencia sobre los psicólogos y el hecho de ir a terapia. Descubrí que son una herramienta maravillosa para transitar por las tormentas, para conocerme mejor, para crecer como persona.

Después de aquella experiencia, en la que cabe señalar no todo fue miel sobre hojuelas (lo digo porque enfrentarse con uno mismo tiene lo suyo), vinieron otras, con otros terapeutas. Comprendí entonces que trabajar con uno mismo es una de las mejores inversiones que puedes hacer así como uno de los más grandes regalos que te puedes dar.

Conocerte y redescubrirte; romperte y reconstruirte una y las veces que sean necesarias; rediseñarte, aprender de ti, crecer, llorar, reír; andar, buscar y encontrar hasta llegar a ese mágico lugar donde se respira tranquilidad, serenidad, amor. Arribar y alcanzar la paz interior, esa que te hace sentir relajado, amado, que aunque pase todo y pase nada tu estás en calma y armonía. Eso, no tiene precio. 

El resultado de trabajar con uno mismo, de ser valiente y enfrentarte a tus más grandes miedos, dejar a un lado la soberbia y hacerte responsable de lo que sientes, de tus emociones, de lo que haces o dejas de hacer con ellas, bien vale la pena.

¿Cómo saber si es recomendable ir a terapia? 

Aquí algunas preguntas que te pueden ayudar para que tengas claridad y tomes la decisión. Es muy fácil. Si a más de una respondes que sí, ahí tu respuesta.

  • ¿Tienes problemas con tu pareja, con tus hijos, amigos, con el mundo?
  • ¿Perdiste un ser querido, mascota, trabajo, etc?
  • ¿Sientes que algo no va bien en tu vida, pero no sabes qué es?
  • ¿Te sientes apático, aburrido, enojado contigo y el resto de la gente?
  • ¿No sabes como resolver un problema?
  • ¿Tus emociones te sobrepasan? 
  • ¿Te enojas con facilidad?

Si me preguntas si ir o no ir a terapia, mi respuesta es: ¡Sí! No te niegas la formidable oportunidad de vivir esa aventura contigo y más en estos tiempos en los que la ansiedad y la incertidumbre están a flor de piel. Y si eres de los que se preocupan por el dinero, te diré que es una super inversión.

¿Qué tipo de terapia?

La que tú quieras, la que te resuene, eso sí, asegúrate que sea con un profesional. Verás que una vez que te decidas a tomar terapia, el tipo de terapia aparecerá.

Cuidar tu salud mental y emocional es tan importante como cuidar tu salud física, tu trabajo, tu familia, que viajar. Al final y como siempre lo digo, la última palabra la tienes tú. Yo solo comparto de todo corazón un poco de lo vivido y aprendido en mi andar por este mundo.

Gracias por seguir. ¡Hasta la próxima!

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