Mirar al cielo

Estándar

Mirar-el-cieloUn acto tan sencillo y que a veces parece tan complicado. No recuerdo cuándo lo convertí en una de mis actividades favoritas del día… Tomarme unos instantes y alzar mi vista al cielo. A veces buscando una estrella, otras tan solo para ver su color. Y así he descubierto que las nubes toman diferentes formas, de ángeles, caras, corazones, en fin.

Si bien es cierto que vivo en una de las ciudades más grandes del mundo, donde la contaminación es parte de la realidad, los rascacielos se multiplican, el cableado público no ayuda mucho que digamos, ni que decir de las jaulas en las azoteas, he descubierto que siempre es posible ver más allá de ello.

En efecto puede que cada día haya menos árboles y más construcciones, sin embargo si te lo propones, si te enfocas en lo verde, en lo natural, lo encontrarás. Tan sencillo como darte una vuelta por la terraza de Liverpool Insurgentes en un día soleado para disfrutar de un hermoso atardecer, caminar por esa avenida y dejarte sorprender por los hermosos rosales y las flores que puedes encontrarte en jardineras o simplemente dejarte atrapar por algunos de los árboles que aún existen en la ciudad.

Parece misión imposible, pero no lo es. Solo necesitas ver más allá, abrir tus sentidos y dejarte maravillar por esos regalos que la naturaleza nos da cada día.

¿Qué decir del cantar de los pájaros cada mañana? Si eres de los afortunados que madruga, en ese silencio, cuando el día empieza a clarear es posible escuchar a las aves silbar. ¿Y qué tal cuando sales a caminar después de una tormenta? Las hojas se vuelven más verdes, las calles huelen a humedad, a frescura, y sí también puede haber algunas que no huelan muy bien, pero te repito, depende de en qué pongas tu atención.

Con estas líneas solo quiero invitarte a ver el mundo que te rodea, la ciudad donde vives con otros ojos, quizá con los ojos de viajero. Esos que se dejan sorprender ante lo nuevo, que son capaces de encontrar formas y colores diferentes, que acarician el alma y son capaces de alegrar por unos instantes un corazón roto. Esos ojos que basta con que miren al cielo para que se enamoren y para siempre.

¡Hasta la próxima!

El poder de una interpretación

Estándar

Sin duda, una de las maneras de aprender en la vida es a través de compartir tus experiencias con los demás. Ese intercambio de ideas puede ser sumamente enriquecedor y es gracias a varios de ellos que hoy escribo estas líneas…

Días-diferenteAyer mientras platicaba con una amiga, recordé aquella idea que hace años aprendí en un curso de desarrollo personal que decía: “los hechos son neutros” y me volvió a caer el veinte de la importancia que tiene la interpretación de una situación en el día a día.

Por alguna extraña razón, imagino que es para querer entender lo que nos sucede, a los seres humanos nos encanta interpretar los hechos. Esto no tendría nada de malo si optaramos por la interpretación positiva, la que nos empoderara y nos da tranquilidad. Sin embargo, elegimos aquella que, consciente o inconscientemente, nos hace sentir fatal, nos deprime, nos dispara todos nuestros miedos e inseguridades, en fin.

Por ejemplo, cuando una relación termina, solemos pensar que algo está mal en nosotros, que nos equivocamos, que algo nos falta, que no somos suficientes, etc., etc., etc. En realidad puede ser que tú estés bien en todo o casi todo y que simplemente no vas de acuerdo con lo que la otra persona quiere. Eso NO significa que tú estés mal, eso solo que cada uno desea, busca y/o espera algo diferente y se vale.

Quizá me dirás que se lee más fácil de lo que es aplicarlo y estoy de acuerdo contigo, pero también creo que en la medida en que empecemos a poner en práctica el hecho el poder de la interpretación a nuestro favor, lo iremos haciendo un hábito.

¿Sabes? Conforme pasan los días y los años me he dado cuenta que, muchas veces, está en nosotros hacernos la vida más llevadera, positiva y optimista. Claro que para llegar a ese punto se requiere vivir intensamente, aprender a reconocer las emociones, conocernos bien a nosotros mismos, aceptar quienes somos y los que somos.

Por lo pronto, creo que es un excelente momento para empezar a interpretar las cosas de forma amorosa, que nos empodere y que nos ayude a encontrar esa paz que buscamos.

¡Hasta la próxima!

¡Me rindo!

Estándar

Me-rindoEn la vida siempre pasan cosas, unas buenas, otras malas, algunas regulares, pero continuamente hay movimiento. En este ir y venir de situaciones, de emociones y vivencias llega un momento en el que hay que saber parar hacer un alto (tranquilo que si no lo hace tú, la vida misma te detiene, tarde o temprano). Soltar, aceptar, perdonar, vaciar para que lo nuevo pueda llegar.

Y de pronto llegas a ese punto en el que dices: “¡Me rindo!” y sí..

¡Me rindo, basta de pelear conmigo misma! Necesito vaciarme, sacar de mi corazón el enojo, la frustración, la decepción. Acepto que me equivoqué, que tomé una mala decisión.

Me rindo a dejar de buscar la aceptación afuera porque ella vive en algún lugar dentro de mí. Le digo adiós al miedo y a todas las historias “terroríficas” que solo existen en mi cabeza.

Me rindo y suelto la rigidez y el orgullo para encontrar en mi ser con humildad la flexibilidad y el amor que necesito para continuar. Me despido de todo aquello que he ido acumulando en mi cuerpo para protegerme. Estoy a salvo, no necesito cuidarme de nadie más, solo atender al llamado desesperado que mi ser.

¡Me rindo una y otra vez! No por ello soy cobarde todo lo contrario.

Despido a la tristeza, al odio y al dolor para hacerle espacio a la alegría, al amor y sanar.

Me rindo para transitar por un mar de emociones y encontrar la libertad.

Acepto que lo que pasó, pasó.

Lloro, grito y vuelvo a llorar con el afán de que la casa quede vacía y limpia.

Me rindo porque quiero volver a sonreír, a ser feliz, porque anhelo conectar con tu mirada, acariciar corazones; me rindo porque merezco tener una vida digna, plena, saludable, porque aún tengo muchos sueños que realizar. Acepto que estoy donde estoy, sin fuerzas, vaciándome para poder recargar la batería y volver a empezar.

Acepto, suelto, fluyo.

¡Me rindo, porque después de todo no tiene sentido oponer resistencia a lo que ya fue!

Días diferentes

Estándar

Días-diferentes-2

Si bien es cierto que me considero una mujer positiva, que generalmente busco la manera de darle la vuelta a las cosas y/o situaciones y quedarme con lo mejor, también hay días que la desidia, el mal humor, el desánimo y la baja energía me ganan. Son esos días a los que llamo: “Días diferentes”. Lo hago así porque desde mi particular punto de vista, la palabra diferente es neutral, su carga energética no es ni buena ni mala, solo distinta.

Para esos días hay ciertos remedios que ayudan para transitarlos y hoy te compartiré algunos de los que a mí me han funcionado. ¿Estás listo?

  1. Sé paciente contigo mismo.
  2. Pregúntate: ¿Está en tus manos cambiar “eso” que te está haciendo sentir diferente? Si la respuesta es afirmativa, ponte creativo y… ¡Manos a la obra! Si no solo: ¡Suelta y fluye! Recuerda: no siempre se puede tener el control de todo.
  3. Date chance de sentir. Estás enojado, está bien. ¿Triste y quieres llorar? ¡Desahógate! ¿De mal humor? Se vale. ¿Aburrido? También puedes estarlo. Lo que no se vale es despilfarrar toda esa mala vibra por ahí y desquitarse con los demás.
  4. Compártelo: Si crees que hablar con alguien te hará bien, adelante, busca a un amigo y: ¡A platicar se ha dicho!
  5. Retírate. A veces es mejor dar un paso atrás, refugiarte en tu cueva y buscar ahí la respuestas…
  6. Medita. Estar en silencio, escaparte del mundanal ruido para contactar con tu interior viene de maravilla.
  7. Escribe. Toma una libreta, una pluma y empieza a plasmar en ella cómo te sientes, sin pensar, solo escribe, escribe, escribe.
  8. Escucha tu música favorita, ella te puede sacar o por lo menos hacer olvidar por un rato lo que sea que estás pasando.
  9. ¡Muévete! Haz ejercicio, camina, baila, así sacudes energía, liberas toxinas, sacas lo que traes atorado.
  10. Abraza. Sin duda es una de las mejores remedios, un bálsamo al alma.

Si aún después de poner en práctica alguno o varios de los puntos anteriores la situación o tu estado de ánimo no cambia, relájate y recuerda: “Esto también pasará…”

Valorando…

Estándar

Valorando la vida 2Hay días en los que se está más reflexivo y hoy es uno de ellos. Un aire de sensibilidad se respira, te hace parar para realizar un viaje a tu interior. Ahí donde reina el silencio, la paz, donde escuchas tu respiración, los latidos de tu corazón. Ese lugar lleno de magia que es una delicia visitar para recargarte de energía y continuar.

Vivimos pensando que seremos eternos, que mañana nos levantaremos como cualquier otro día, que la salud será nuestra aliada en todo momento. Yo te pregunto… ¿Y qué pasa si no es así? ¿Quién te dijo que eres un superhéroe que jamás enfermarías, que saldrías a correr como cada tarde; que tu mente estaría clara; que podrías colocar tus pies sobre el piso y caminar, que escucharías el cantar de los pájaros al amanecer? En fin… Frecuentemente olvidamos valorar lo que tenemos y ¡ojo! no me refiero a lo material, sino a nuestra propia vida, nuestra salud. Damos por hecho que ambas estarán ahí siempre y la realidad es otra: Lo que hoy es, mañana puede desaparecer.

Te invito a que hagamos conciencia de las bendiciones que están en nuestra vida, empezando por ella misma, por la posibilidad de respirar, de abrir los ojos y disfrutar el paisaje, afinar la escucha para saber cómo se encuentra tu cuerpo en este instante, dejarte sorprender por la diversidad de olores y saber que tienes a tu alrededor, tomarte un tiempo para estar contigo y con los seres que amas. Baja la velocidad, no es necesario correr. Sí el mundo va a mil por hora y puedes ir con él, siempre y cuando no te olvides de ti, de aquello que verdaderamente importa: tu vida, estar aquí y ahora, presente en tu cuerpo, mente y espíritu.

Valorando-la-vidaAgradecer cada instante te hace vivir en plenitud y conciencia, ver las cosas desde otra perspectiva, aprender, crecer.

Si por algún motivo has perdido la salud, por lo que más quieras, no te rindas. Pon lo mejor de ti para emprender ese viaje al interior, para escuchar a tu corazón, para reconstruirte, para agradecer, para aprender a ver la vida desde otra perspectiva.

Estoy convencida que en eso que llamamos “contratiempos”, “enfermedades” y/o “problemas” siempre hay una o más bendiciones escondidas para todo aquel que está dispuesto a verlas.

Termino esta reflexión con un GRACIAS a esas personas que (aún a la distancia) han sido un ejemplo de fe, fortaleza, paciencia, inspiración pura. Estas líneas están dedicadas a ustedes de todo corazón.

¿Ganar o perder?

Estándar

Ganar-o-perder-1Ganar o perder, una de las lecciones que nos enseñan desde pequeños. Crecemos convencidos de que siempre es lo uno o lo otro, no vemos otras opciones. Sin embargo, la vida te permite explorar otros caminos.

Hoy creo que no se trata de ganar o perder, en realidad siempre es posible ganar si así lo deseas. Les pongo un ejemplo claro y acorde a lo que estamos viviendo en México. El domingo 1 de julio, Andrés Manuel López Obrador resultó electo como presidente de nuestro país. Personalmente formo parte del cuarenta y tantos por ciento de ciudadanos que no votó por él. El resultado puedo no gustarme, podría empezar a lamentarme porque “mi gallo” perdió y por ende yo también, sin embargo he optado por verlo de otra manera. Con lo sucedido gano la posibilidad de aprender a ver la vida desde otro punto de vista, darle el beneficio de la duda a López Obrador, vivir en un México que a partir de diciembre se regirá bajo otra ideología política, reflexionar el aprendizaje que esto trae como persona y nación, y sin duda gano la maravillosa oportunidad de poner en práctica valores como la tolerancia, el respeto, la honestidad, por mencionar algunos.

Después de todo lo que se ha dicho, elijo creer y confiar que las cosas suceden por y para algo. Es tiempo de ponerse en acción, trabajar cada uno desde el lugar que se ha ganado en el mundo, de sumar, dejar la queja e iniciar juntos las construcción de un México diferente.

Una última cosa, recuerda: No es 100% responsabilidad del Gobierno llevar este barco a buen puerto. Sin tu trabajo, tu compromiso, tu esfuerzo y tu buena actitud (dile adiós a las quejas), es imposible.

Receta para ser feliz

Estándar

Ingredientes

  • 1 Taza de café negro
  • 1 Cucharadita de aceptación
  • 5 Tazas de gratitud
  • 3 Kg. de amor
  • 2 Cucharadas de buena actitud
  • 4 Paquetes de sonrisas
  • 10 Latas de confianza en ti mismo
  • 950 Gramos de compasión
  • 6 Litros de paciencia
  • 1 Pizca de locura

Receta-para-ser-feliz

Modo de preparación

  • Inicia tu día con la taza de café negro y la cucharadita de aceptación, viendo el amanecer, leyendo algo lindo, hablando contigo o con Dios.
  • Mezcla la gratitud con el amor y la buena actitud hasta que queden bien integrados.
  • Luego báñate con esa combinación.
  • Añade los paquetes de sonrisas y las latas de confianza en ti mismo mientras te arreglas. No te olvides de colocar la compasión.
  • Finalmente rocíate de paciencia, la pizca de locura, y… ¡Listo! A ser feliz y disfrutar de la vida.

 

Con nada estás contento

Estándar

De un tiempo a la fecha por lo que leo y escucho pareciera indicar que vivimos en una constante queja. En un principio pensé que esto tenía que ver únicamente con política, pero la semana la semana pasada caí en cuenta que no es así. Recordé aquella frase que me decían mis padres: “Con nada te tengo contenta” y por eso decidí escribir estas líneas.

  • Que si los días están bonitos y hace mucho calor, ¡qué horror!
  • Que una de las candidatas a la presidencia de la República decidió salir de la contienda, ¡¿cómo se le ocurre?!
  • Que si llueve, ¡no puede ser, se inundan las calles!
  • Que nos dieron la sede compartida para el Mundial 2026, ¡circo para el pueblo!

Y así me puedo seguir…

Me pregunto, ¿cómo podemos vivir así, quejándonos por todo y de todo?

Con-nada-estás-contento-2Entiendo que haya un descontento general, pero ¿en todo? ¿No hay nada en tu vida que marche bien? ¿De verdad no existe socialmente algo positivo que valga la pena compartir, que nos una como nación? ¿Tiene que volver a temblar para que trabajemos en equipo y veamos al de junto?

Hablando del gobierno, que tan de “moda “está, a veces me da la impresión que la gente lo ve como su “papá”, como si él fuera el responsable de todo lo que pasa y lo que no. La realidad, desde mi muy particular punto de vista, es otra. Cada una de las partes tiene sus tareas a realizar, al final es el trabajo en equipo lo que nos llevará al resultado. Estoy de acuerdo que hay muchas cosas por cambiar, que queremos que la violencia se acabe, que no exista corrupción, que los días estén bonitos, que no llueva tanto, que México pase a octavos de final, en fin. Hay tanto que modificar, pero sería idealista pensar que lo lograremos de la noche a la mañana. Es necesario ir paso a paso, ser congruentes, tolerantes y trabajar unidos.

En lugar de tanta queja, quizá valdría la pena accionarnos y empezar a transformar nuestro entorno desde casa, con la gente que tenemos cerca, ayudando al necesitado, regalando una sonrisa en la calle, cediendo el lugar a quien lo requiera en el metro, siendo productivos en nuestro trabajo, etc.

¿Qué sucedería si esa energía y tiempo que dedicamos a quejarnos lo aprovecháramos para crear y pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos? ¿Cómo sería si en lugar de ver cómo haces dinero fácil engañando a otros, trabajaras honestamente? ¿Qué pasaría si te enfocas en las cosas, momentos y personas lindas que están en tu vida y agradecieras por ello? ¿Y si pensaras dos veces antes de quejarte?

Personalmente creo que hay esperanza. Me cuesta mucho pensar que todo está perdido, ser negativo 24 por 24. Sin embargo, tú eres el constructor de tu propio destino, tú manejas tu vida, así que en ti está elegir cómo quieres vivir.

Mi mundo no es color de rosa, los que me conocen bien lo saben. Es simplemente mi enfoque, el creer que las cosas pueden ser diferentes y mi amor por la vida lo que me mantiene en pie, lo que me lleva a crear, a compartir, a soñar, a sumar desde el lugar que tengo en este mundo.

La despedida

Estándar

Cuando estas líneas estén publicadas, habrán pasado ya 365 días desde que nos vimos por última vez.

Noche de tormenta, éramos dos: Un cuerpo que ya no daba más con un alma que quería y merecía descansar; la otra entendía y sentía desmoronarse, pero solo deseaba que su gran Amor no sufriera más. Una velada de contraste, inolvidable, mágica, llena recuerdos; una noche muy tuya y mía, impregnada de ese amor tan especial que solo nosotros entendemos; nuestra última cita, la despedida.

Aquella vez te prometí que estaría bien, aunque en realidad no tenía ni idea cómo en medio de tanto dolor lo lograría. Sin embargo desde entonces he puesto todo lo que está de mi parte para ser la mejor versión de mí misma a cada instante, para rendirte un homenaje con lo único que tengo: mi vida.

El-adiós

Agradezco infinitamente al Cielo el haber tenido le honor de ser tu hija, tu aprendiz, tu niña, tu cómplice y amiga, y quizá, porqué no decirlo, tu maestra.

Fue una bendición compartir contigo 42 años, 3 meses y 9 días: Nacer, crecer, descubrir el mundo a tu lado; reírnos a carcajadas y llorar intensamente; compartir tardes de fútbol, domingos en la feria; aprender de tu amor incondicional y nobleza, creo que fue gracias a eso que me convertí en la “Dra. Corazón” (como decías); disfrutar de la simplicidad de la vida, comer elotes al salir de misa, las vacaciones en familia; tu carisma y ternura imposibles de imitar, pero cómo gocé con ellos; tu desinteresada forma de dar, el enseñarme y apoyarme a ir siempre por mis sueños; el trabajar en todo momento de la mano de mamá, indudablemente fue esencial para mi educación, para poder convertirme en la mujer que soy hoy.

Y cómo no mencionar el mejor de mis regalos: mi hermano, mi compañero de juegos, mi maestro, mi amigo, mi familia.

Gracias por tu amor, por tu entrega y cariño, por tu sonrisa, tus besos y abrazos; por tu amistad y comprensión; por los valores que me inculcaste, por mi educación, pero sobretodo GRACIAS por haber sido el mejor papá del mundo y por haberme dado la oportunidad de compartir a tu lado tus últimas horas de vida.

Adiós Gordo adorado, vuela y brilla como solo tú sabes hacerlo.

Ayer, hoy y siempre vives y vivirás en mi corazón.

Alegría

Estándar

Alegría palabra que en sí lleva implícita varios sentimientos: felicidad, tranquilidad, paz, amor. Palabra que se demuestra a través de una sonrisa, que exterioriza el sentir de las personas, sentimiento que a veces cuesta trabajo expresar y que se libera gracias a ella.

Una sonrisa que manifiesta alegría, que demuestra que se está contento, satisfecho con la vida. La alegría también es el instante en el cual sientes que, pase lo que pase, estás tranquilo contigo mismo, al grado que se puede caer el mundo y seguirás tan sereno y feliz como si nada hubiera sucedido.

Alegría

Ahora bien, ¿dónde se consigue la alegría? Es evidente que no es un artículo y que no existen tiendas que vendan sentimientos. La alegría hay que cultivarla, buscarla en las cosas que nos apasiona hacer, en las experiencias de cada día y con las personas que amamos. Sin embargo, la alegría también es una elección, un optar por sonreír, por ser feliz, por experimentar la paz interior a pesar de la tormenta.

Otra forma de encontrar la alegría es mediante el trato con Dios, a través de la oración o por medio de la meditación al contactar con tu Ser Interior. Esta continua relación te llevará a experimentar este hermoso sentimiento, a externarlo y compartirlo con el mundo.

Si me preguntas si ¿es nuestro deber buscar la alegría? Te diría que sí, que depende de cada uno, del trabajo interior, de la forma de ver e interpretar la vida el que la encuentres a cada instante. Una vez que aprendas a contactar con ella, elige experimentarla y conservarla siempre.

No tengas miedo a hacer de la alegría parte fundamental de tu existir. Gracias a ella la vida se ve diferente y se disfruta más. Créeme, ¡Vale la pena sonreír y vivir con alegría no matter what!