365 días después

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365-días-después-2En un abrir y cerrar de ojos ha transcurrido un año, 12 meses de encuentros fugaces, 52 semanas de trabajo, 365 días de milagros. Y así se va la vida, a veces viviéndola en plenitud, otras viéndola pasar sin tomar conciencia de lo que eso implica.

Un año, que jugando un poco con números lo podríamos traducir en:

      • 3,650 oportunidades para agradecer.
      • 3,285 motivos para compartir en familia.
      • 2,920 oportunidades para sonreír y ser feliz.
      • 2,555 pensamientos que expresar.
      • 2,190 abrazos que dar.
      • 1,825 te quieros que pronunciar.
      • 1,460 miradas de las cuales enamorarte.
      • 1,095 besos para saborear.
      • 730 viajes que disfrutar.
      • 365 corazones que tocar.
      • 182.50 alternativas de conocer gente.
      • 121.67 instantes para confiar.
      • 91.25 momentos para soñar.
      • 73 opciones para rediseñarte.
      • 60.86 lágrimas que derramar.
      • 52.14 ilusiones por realizar
      • 45.63 posibilidades de reunirte con los amigos.
      • 40.56 cosas que elegir.
      • 36.5 faltas que perdonar.

Así podría seguir escribiendo, pero más allá de los números y de todas las cosas hermosas que nos pueden ocurrir a lo largo de año. 365 días después agradezco la bendición de haber coincidido y haber podido, de una u otra manera, compartir contigo algunos instantes…

Hagamos que cada mes, semana, día, hora, minuto y segundo de nuestra vida cuente y disfrutemos plenamente del presente.

Solo soy un ser humano

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Solo soy un ser humano, ni mejor ni peor que el que está a mi lado.
Respiro, me muevo, me alimento, trabajo como cualquier otro.
Solo un ser humano con cualidades y defectos, una mujer que siente, que vive.

Solo-soy-un-ser-humano

Amo conectarme con la naturaleza, las personas y las cosas.

Mirar al cielo, ya sea nublado, despejado o estrellado; disfrutar los colores del atardecer; suspirar con la luna llena; bailar al ritmo de los pájaros.

Sonreír con la carita de felicidad del niño que juega; admirar a la mujer que ha dejado a su marido alcohólico; dejarme cautivar por el hombre que se permite mostrar sus sentimientos; reconocer la fuerza de una madre que saca a sus hijos adelante; comprender el dolor de la familia que llora la pérdida de un hijo.

Agradecer los grandes abrazos; conmoverme con la mirada apagada de aquel joven guapo que ha descuidado su cuerpo por la falta de amor a sí mismo; confiar que el amor llegará.

Denunciar la injusticia; sentir compasión por el necesitado; perdonar a quien hizo daño.

Emocionarme hasta las lágrimas con la realización de un sueño; creer que la amistad es la comunión de dos almas; acariciar corazones tan solo con estar.

Callar cuando la situación lo pide; hablar cuando hay algo que decir; escribir para trascender.

Estremecerme con las muestras de cariño; vibrar al ver una pareja de enamorados; entender el fuego de los amantes; saborear los besos apasionados.

Apoyar al amigo que lo requiere; cantar cuando se quiere llorar; escuchar a los viejos.

Sorprenderme con los milagros que ocurren cada día; cuidar el planeta; rezar, meditar y pedir por la paz del mundo; ver a cada persona o situación como una bendición.

Hacer lo mejor que puedo por ser yo y desde ahí sumar y dejar huella en esta tierra.

Quizá siento demasiado…

Tal vez, las experiencias vividas me llevaron a desarrollar enormemente mi empatía y mi sensibilidad, que hoy son las herramientas que me ayudan a conectar con lo y los que me rodean.

Ni más ni menos, solo soy un ser humano, diferente para algunos, raro para otros, pero al final un ser humano que es y se deja ser.

Acepta lo diferente

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Acepta-lo-diferente

En esta ocasión quiero dedicar estas líneas a una palabra que me ha enseñado a ver el mundo, las personas y las situaciones con otros ojos.

Ella me ha hecho comprender que cada ser humano tiene cualidades y defectos, cada uno es distinto. La educación tampoco es la misma, aunque claro pueden existir costumbres similares, pero al final cada familia tiene lo suyo.

Así también ocurre con la forma de pensar. ¡Ah cómo me cuesta a veces entender la manera en que piensan algunos! ¿Por qué hay quienes se complican tanto (desde mi punto de vista, claro está) para resolver un asunto que es tan sencillo? ¿Cómo es que hay gente que dice una cosa y hace otra? ¿Qué a caso su palabra no vale? ¿Cómo es que no escucha lo que alguien más le dice? ¿Que no entendió?

En fin… Así podría seguir haciéndome mil y un preguntas de las cuales algunas tendrán respuesta; otras no me gustarán, habrá unas con las que estoy de acuerdo o no, y pasaría horas, días, semanas y meses peleándome con todo y todos cuando la solución en muy sencilla. El dilema lo resuelve una palabra, que es neutral, una simple combinación de letras, que juntas son dinamita. Ella es: «Diferente«.

Cuando eres capaz de entender que las personas, las situaciones y las cosas son diferentes, la vida se facilita y el panorama se ve con mayor claridad. Si además le sumas la aceptación, es decir que lo apruebas… ¡Estás del otro lado!

Al «aceptar lo diferente», apruebas que cada persona/circunstancia/cosa tiene lo suyo y al hacerlo le estás quitando cualquier tipo de carga, ya sea positiva o negativa. Así es más sencillo vivir, aprendes a ser tolerante, quedan fuera la “ganas” de querer tener la razón y con ello dejas de andar con la espada desenvainada queriendo convencer y/o imponer tu voluntad.

Complicarse la vida es una elección personal, así como ser feliz o sonreír y tú… ¿Cómo quieres vivir?

SorpresaS

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“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”. Así dice la estrofa de una canción y vaya que es cierto. La vida está llena de acontecimientos que nos marcan de una u otra manera.

Sorpresas

Hace casi 24 años recibí, lo que yo he dominado el primer “gran golpe” de la vida: separarme de mamá. Si alguien me hubiera contado que algo así sucedería a mis 19, yo no lo hubiera creído y mucho menos pensado que saldría adelante después de aquello, sin embargo aquí estoy. Es sorprendente cómo paso a paso vas encontrando el camino, y creces y aprendes, y la vida te vuelve a revolcar, y a empezar de nuevo.

Así ocurrió. Enero del 2005: una nueva lección y a tomar “el toro por los cuernos” y a cerrar círculos, ahora como toda una mujer, parada desde la responsabilidad, independiente y vamos para adelante.

El último tsunami-terremoto, (personalmente hablando), inició hace 2 años y casi 4 meses (aún no termina de pasar en su totalidad) y bueno… Gracias a Dios y a muchos Ángeles que me ha puesto en el camino, aquí sigo, en reconstrucción y lista para volver a comenzar. Estoy aprendiendo a volar, agradecida por esta nueva oportunidad. Hoy soy quien soy gracias a lo que hice con lo sucedido, y amo, y admiro y respeto, y sigo, y busco, y encuentro, y no me detengo.

Lo que quiero decirte con estas líneas es que NO le tengas miedo a VIVIR. En esta vida TODO ocurre por y para algo y a veces simplemente porque sí. Mamá solía decir: “Todo tiene solución, menos la muerte” y sí. Mientras estés vivo puedes empezar de nuevo, rediseñarte, volver a crear. La Vida es sabia y no te mandará “algo” que no puedas resolver. Tú ocúpate de VIVIR, de hacer lo necesario, lo que toca,  VUELA y por nada del mundo dejes de SOÑAR, y menos en los momentos de más oscuridad, porque será entonces cuando ellos se conviertan en esa luz guíe tu camino.

Hoy disfruto mi vuelo y el Universo no deja de sorprenderme, de bendecirme. Un cambio tras otro, una historia que aún no tiene fin. La diferencia es que hoy me enfoco en lo que sí está, pongo lo mejor de mí para pasármela bien y sonrío, y lloro de emoción y otras veces de coraje, y siento mariposas en el estómago, y me dan nervios, y quiero continuar, y sueño, y hay cosas que no se cómo se resolverán, y aún así confío. Todo un cocktail de emociones, pero me siento VIVA, FELIZ y en PAZ.

¿Y tú, que tanto disfrutas de tu vida? ¿Eres agradecido? ¿Te gustan las sorpresas?

Más allá de las diferencias generacionales

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Mas-allá-de-las-diferencia-generacionalesEn esta ocasión quiero compartirte una historia que sucedió hace algunos días, pero que me dejó impresionada.

Resulta que mientras hablaba con una de mis personas favoritas, me contó que había ido al banco porque necesitaba hacer una transferencia y que, para su sorpresa, le habían dicho que ya no se podrían hacer “manualmente”, es decir llenando un formato con los datos necesarios, sino que sí o sí tenía que bajar una aplicación en el celular para realizarla. Incrédula le dije que eso no era posible, que seguro se podría al menos vía banca electrónica, pero ella me aseguró que sólo le dieron la opción de la App. Por consiguiente me ofrecí a acompañarla al día siguiente al banco para ayudarla.

Para no hacerte el cuento más largo, el ejecutivo que nos atendió, que dicho sea de paso era millennial, sostuvo que la operación tenía que realizarse por la aplicación. Cuando le pregunté: ¿Y la gente que no tiene acceso a celular o computadora cómo le hace?”; me fui de espaldas al escuchar su respuesta: “Pues no hace estos movimientos”. Ahora resulta que si ¿eres una persona con menos recursos o que no tiene acceso a la tecnología no puedes hacer transferencias? Como el teléfono que utilizaríamos sería el mío, tuvimos que pasar con otra ejecutiva a fin de que revisara que el número coincidiera con el registrado… ¡Y ocurrió el milagro!

La chica que nos atendió, escuchó con detenimiento las necesidades de su cliente, se tomó su tiempo para averiguar y responder que, por supuesto era posible hacer el movimiento «manualmente» y que el App no se requería. ¡Asunto resuelto!

Lo que me sigue pareciendo increíble y a donde quiero llegar al escribirte estas líneas, es a la desconexión que existe entre la gente, increíble la falta de empatía de las nuevas generaciones con los adultos mayores.

Impactada de descubrir que sean incapaces de arreglar/solucionar un problema y/o interrogante si no es por medio de una aplicación u otro medio electrónico. ¿Cómo se les ocurre contestar que si no tienes computadora o celular inteligente no haces esos movimientos? ¿Dónde quedó esa parte de conectarte con tu cliente para ofrecerle un buen servicio? Y cuando digo conectarte, me refiero a abrir bien los ojos, observar a nuestro interlocutor, escuchar sus necesidades y orientarlo de la mejor manera posible con respuestas de acuerdo a su edad, condición, etc. ¡Ojo! No tengo nada en contra de la tecnología ni mucho menos de los millennials, pero por amor de Dios que alguien les explique detenidamente que no todo se arregla con “estirar el dedo” y hacer clic, que hay cosas/procedimientos que requieren varios pasos y un poco o mucho, según sea el caso, de intervención humana.

Para terminar te pregunto… ¿Qué tanta atención pones tú cuando un adulto mayor u otro ser humano se acerca a ti en busca de apoyo? ¿Lo escuchas o sólo lo oyes? (Escuchar implica un esfuerzo, poner atención, oír es solo por encima). ¿Eres empático o fácilmente buscas la primer respuesta para salir del paso?

Contactando tu niño interior

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Tu-Niño-Interior-2Hoy te escribo a ti, sí a ti, que vives en mí, en él, en ella, aún cuando muchos no te recuerdan. Estas líneas están dedicadas a tu niño interior; a ese personaje que los adultos creen haber olvidado, al chamaco que sepultaron en su interior para crecer y madurar (según ellos), al que abandonaron por los problemas y desilusiones.

Sin embargo… ¡Te tengo noticias! Tu niño interior vive, está esperando por ti, quiere ayudarte a sanar, estar a tu lado, compartir con ese(a) hombre o mujer en el/la que te has convertido, anhela ser parte de tu vida, solo necesitas contactarlo y dejarlo salir, pero… ¿Cómo hacerlo?

Te contaré mi historia… Hace un poco más de un año, un tanto por las circunstancias y otro producto de mis malas decisiones y elecciones, viví una de las etapas más difíciles, momentos de aprendizaje, como suelo llamarlos, el caso es que coincidió que por aquellas fechas mi grupo musical favorito de la infancia se reencontró.

Ya sabes… Dieron la noticia, crearon expectativa, iniciaron con la gira de conciertos, grabaron disco y DVD, estaban super presentes en redes sociales, en fin… Noticias fueron y vinieron. Así a lo largo de un año hasta que el pasado sábado 15 de septiembre ofrecieron la última presentación de esta gira en el Auditorio Nacional.

Tu-Niño-Interior-1Te preguntarás… ¿Y qué viene al caso todo esto? Pues mucho. Verás, fue gracias a este grupo musical que conecté con mi niña interior. Sin darme cuenta, durante este año, volver a escuchar sus canciones, verlos en concierto, adquirir su DVD hicieron clic en mi interior. Digo sin darme cuenta porque fue hasta el sábado que me cayó el veinte que los de azul y amarillo me ayudaron más de lo que nunca imaginé a transitar por ese túnel obscuro que parecía interminable, a mantenerme con una ilusión, a sanar no solo mi corazón de mujer sino el corazón de mi niña interior que estaba aterrado de seguir, que se moría de miedo de vivir. Fue como si esa pequeña que habita en mí, hubiera gritado fuerte: “¡Timbiriche!” y ellos acudieron a salvarla, tal como siempre lo habían prometido. También nos recordaron, a la pequeña Marileo y a mí, que: “La vida es mejor cantando” y sí, escuchar su música, verlos, leerlos, nos ayudaron a reencontrarnos; fueron un motor para seguir andando, unidas, cuidando la una de la otra. Te reitero que no me había hecho consciente de esto hasta hace unos días y descubrirlo fue increíble, ya que finalmente entendí de dónde venía toda esa magia y energía que sentía y que me impulsaba a seguir.

La historia puede sonarte tonta, infantil o ponle el adjetivo que más te guste, pero más allá de eso el mensaje está en la importancia y la bendición de hacer las paces con tu niño interior. En mi caso fue gracias a la música, en el tuyo puede ser por cualquier otro medio o de otra forma, el chiste es que lo hagas.

Te invito a que escuches a tu niño interior. No tengas miedo a parecer tonto, a jugar de nuevo, a dejarte sentir y expresar lo que hay en ese corazón inocente. Simplemente toma a tu niño de la mano y… Sonrían, jueguen, sueñen, diviértanse, pero sobretodo creen magia juntos y disfruten de la vida.

¡Hasta la próxima!

Momentos de aprendizaje

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Momentos-de-aprendizaje

Que las cosas no salgan según lo planeado, no significa necesariamente que sea malo. Muchas veces suceden eventos que nos mueven, nos duelen, nos llevan a tocar fondo; algunos productos de nuestras decisiones, otros simplemente cosas de la vida, pero que nos hacen cuestionarnos y cuestionar nuestra existencia. Temporadas en las que vemos todo negro, que no encontramos la manera de seguir, instantes en los que quisiéramos desaparecer.

Esas “malas rachas”, como solemos llamarlas, son, paradójicamente a lo que podríamos pensar, etapas ideales para ponernos creativos, para rediseñarnos y renacer. Pero… ¿Cómo lograrlo si a duras penas tienes la fuerza y las ganas de ponerte de pie, para levantarte de tu cama y crear un nuevo día?

En realidad no es que exista una receta tal cual, sin embargo y desde mi punto de vista, lo primero que requieres hacer es reconocer cómo te sientes, tocar a fondo tus emociones, aceptarlas para que desde ahí puedas empezar a construir.

Hay personas que saben y pueden hacerlo muy bien por sí solas, pero otras que no. Entonces llega el momento de pedir apoyo, de buscar esa terapia, ese persona, ese medio que se convierta en una especie de hilo conductor, de guía. Aparece así una luz que te deja ver que hay un largo camino por andar; necesitas aprender a caminar, paso a paso, colocar una a una las piezas de tu rompecabezas, las cuales te ayudarán a rediseñarte, que contribuirán para que te conviertas en una mejor persona.

Quizá me dirás: “No es tan fácil como se lee” y sí, no lo es, pero cuando de verdad tienes la voluntad para salir adelante, cuando algo dentro de ti te impulsa a no quedarte en la obscuridad, encontrarás el mecanismo para lograrlo. Solo recuerda tener a la mano los dos ingredientes esenciales: el amor a ti mismo y la paciencia. Con ellos y tu voluntad puedes hacer milagros. Ten presente que eso que hoy duele, que no entiendes, que te enoja, también pasará. Nada es para siempre. Puedes hacerlo, ¡nunca lo dudes!

Cree en ti y en tu capacidad de resiliencia. Los malos momentos son tan solo etapas de aprendizaje, oportunidades para crear tu mejor obra de arte, la mejor versión de ti mismo.

¡Buenos días!

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Buenos-días

Un nuevo día comienza, una magnífica oportunidad para agradecer la vida, la posibilidad de conectar contigo mismo, para escuchar, sentir, expresar.

24 horas para aprovecharlas como a ti te haga más feliz, dando lo mejor, disfrutando del milagro del aquí y el ahora.

Abraza la vida, suelta las penas al mar. Es hora de amor entregar, sin esperar.

Abre tus alas para volar. Estás listo para gozar los paisajes y las vivencias que se van a presentar.

Respira: Inhala, exhala; relájate, escucha el latir de tu corazón, cierra tus ojos, sueña, confía, en ti está el poder para convertir en realidad tus más grandes sueños.

Anda, camina, paso a paso, pero nunca te detengas…

Tinder, tu mirada y yo

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Quería conocer gente. Hace tiempo ya había hecho el experimento sin éxito, pero aún así me animé. Reabrí mi cuenta de Tinder y comencé la búsqueda. Un poco escéptica, un mucho con ganas de encontrarte, un tanto de miedo a lo que pudiera pasar, pero confiando que mis dedos y mi instinto me llevarían a ti..

“Me gusta”, “no me gusta”, “no me gusta” y así hasta que apareciste. Un perfil sin información, conocía solo tu nombre, tu edad y esos ojos, esa mirada que tanto llamó mi atención. Deslicé mi dedo a la derecha, “me gusta” y ahora tocaba esperar…

Tinder,-tu-mirada-y-yo
Lunes, 23 de octubre alrededor de las 7am sucedió: ¡Cling! Hiciste match y ¡sorpresa! Era tu mirada. Comenzamos a chatear, preguntas iban y venían, parecía que la magia y las  famosos mariposas en el estómago existían. Algo me invitaba a seguir… Cambiamos de una App a otra, todo digital aunque de fondo se percibía un toque de calidez. Escribíamos e incluso llegamos a hablar. Una sensación especial y mucha curiosidad. Quería encontrarme con esos ojos, conocer esa mirada que tanto expresaba, ese Universo de sueños por realizar.

Y seguí mi intuición, nuestras miradas se encontraron y fue ahí donde perdí. Esos ojos y tu sonrisa me atraparon y me cautivaron, me hicieron volar y soñar. Comprendí entonces que efectivamente los ojos son el espejo del alma y que cuando se conectan con otros es posible ver y experimentar un sin fin de emociones.

Dos corazones latiendo al mil por mil, una mirada que se funde, que abraza y no suelta, que calma, que cura y ama. Unas ganas locas de escribir una historia contigo, pero sin ti, solo vivir a través de esos ojos, quizá pequeños para algunos, tristes para otros, pero llenos de cariño, expresivos, amorosos, transparentes, con un toque angelical. Un hombre desilusionado que muere por sentir, por dejarse llevar, por volver a comenzar; una mujer dispuesta a enamorarse, a compartir y amar sin dudar. Una mirada cautivadora, imposible de olvidar, que llegó para recordarme que vale la pena amar. No importa que hayas fallado, siempre es posible volver a empezar. Sin embargo, parece que el tiempo no jugó a nuestro favor.

Tinder, tu mirada y yo, una combinación original, una forma de experimentar el amor, entrar en el corazón del otro a través de una ventana particular, aprender a sentir al unirse con esa mirada especial. Una manera de relacionarse muy peculiar, una de esas memorias que quedan guardadas en los archivos del alma, que te hacen suspirar mientras continúas andando entre la vida real y el mundo digital.

Una ilusión, un destello de luz, la fuerza que necesitaba para continuar, una historia que inició y en puntos suspensivos se quedó…

Instantes de familia

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Hace unos días tuve la oportunidad de convivir varias horas en compañía de la familia de una amiga muy querida, lo cual disfruté enormemente y hoy me lleva a compartir contigo esta reflexión.

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Cada familia tiene su dinámica, formas de relacionarse, horarios, ritmo, tiempos, etc. Sin embargo, a veces se meten tanto en ello que no ven más allá… Pereciera que las cosas sencillas como un: “Buenos días” o dar un “beso con calma” pierden importancia, mientras que los problemas de dinero, salud, trabajo y más se vuelven el centro de todo.

Observando a la familia de mi amiga, pensaba: qué afortunados son de tenerse, de poder dialogar, abrazarse, incluso de discutir, aunque parece que ellos ni cuenta se dan de esa bendición.

No es secreto que yo, un poco por azares del destino y otro mucho por mis decisiones, llevo varios años viviendo sola y a pesar de que el concepto de familia sigue siendo mega importante para mí (y uno de mis más grandes sueños) hoy no cuento con una. Y bueno… Claro que tengo a mi hermano a quien adoro; una tía que es mi segunda madre y con quien comparto muchísimo; tíos, primos y sobrinos a distancia. Sin embargo, en mi día a día, no vivo en familia. Quizá sea eso lo que hoy me hace valorar y ver de otra manera la bendición que muchos de ustedes tienen y disfrutar doblemente cuando me reúno con los míos o cuando paso unas horas en familia.

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Con todo esto, quiero invitarte querido lector a que te tomes unos instantes para salir de automático. Papá, mamá, hijo, para y observa tu dinámica familiar, ¿qué tanto gozas cuando estás con ellos? ¿De verdad valoras el abrazo que te da papá? ¿Agradeces a mamá el tiempo y el cariño con el que te hizo de comer o preparó tu lunch? ¿Pones lo mejor de ti para comprender a tus hijos? O todo lo contrario, vives dando por hecho que las cosas y personas están ahí y que siempre será así. Quizá nunca te lo habías cuestionado.

Sea como sea, hoy puedes realizar este pequeño ejercicio y regalarte la oportunidad de salir del automático, deleitarte con beso que le das a mamá, el hecho de tener un compañero de vida, el regalo de un hermano, y agradecer el vivir en familia. No permitas que la velocidad del día a día y los problemas le resten importancia a esos momentos que son mágicos y que ahora están, mañana no sabemos.

Por mi parte, agradezco infinitamente a la vida la posibilidad de vivir y compartir esos instantes de familia.